Del cáncer de pulmón nos asusta la magnitud del problema. El número de personas afectadas. Las cifras de fallecimientos que se producirán tras el diagnóstico.
Los índices de muerte, en población general, tienen relación con el tabaquismo. No solo es este producto el que aumenta el riesgo de un cáncer de pulmón, sabemos que contacto con radón, asbestos, u otros agentes que causan cáncer, un historial personal de cáncer relacionado con el cigarrillo, un historial familiar de cáncer de pulmón, y ciertas enfermedades pulmonares crónicas, están también relacionados.
Pero hay atisbos de esperanza. La tasa de supervivencia global a cinco años en pacientes con cáncer pulmonar casi se ha duplicado en los últimos 30 años. Esa mejoría se debe a adelantos en el tratamiento con modalidades combinadas que incluyen cirugía, radioterapia y quimioterapia.
Si el carcinoma pulmonar primario es un problema importante de salud pública que debe llevar a las autoridades a actuar claramente a favor de medidas preventivas, la preocupación individual también lleva a poner en marcha acciones que puedan prevenir o paliar sus consecuencias.
Por supuesto que en uno y otro caso, la primera de ellas es el abandono del uso del tabaco (independientemente de que algunos diagnósticos tengan otro posible origen). Incluso en carcinomas ya diagnosticados y avanzados dejar de fumar es favorable.
¿Qué podemos ofrecer además de esa medida básica?
Se ha hablado mucho del posible cribado sistemático de cáncer de pulmón en fumadores de 50 a 65 años.
Desde el punto de vista epidemiológico están consensuando su eficiencia y buscando la población en que sería más rentable hacerlo.
La infraestructura necesaria para su diagnóstico temprano, sería la tomografía computerizada de baja dosis (TAC de última generación), como el disponible en Hospital Polusa.
Sería muy beneficiosa su realización en pacientes fumadores y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Se detecta cáncer en estadíos precoces y hay por consiguiente una importante reducción porcentual de la mortalidad por esta enfermedad.
La inacción en el caso de una patología tan prevalente como grave no está justificada.
Dra. Inés González