Como distinguir la apendicitis de otros dolores abdominales

Publicado por Hospital Juan Cardona el 19 de septiembre de 2018 8:00:00 CEST

La apendicitis es la inflamación del apéndice, un tubo cerrado de tejido que se encuentra unido al intestino largo en la parte inferior derecha del abdomen. La inflamación puede ocurrir cuando el apéndice se infecta o bloquea con heces, con objetos foráneos o con un tumor.

El médico podría utilizar un ultrasonido abdominal o pélvico, una TC de abdomen y pelvis, una RMN de la pelvis, o una radiografía para evaluar la condición. El tratamiento más común para la apendicitis es la extirpación quirúrgica del apéndice. Si el apéndice se rompe y crea un absceso, el médico podría recomendar un drenaje percutáneo del absceso para extraer del cuerpo el líquido infectado.

No es raro que mujeres jóvenes acudan a la  consulta médica con dolores similares al de ovarios y acaben siendo operadas por apendicitis, según un estudio publicado en el World Journal of Gastroenterology. A falta de datos en la exploración y de pruebas diagnósticas que la determinen de forma inequívoca, la apendicitis es la gran simuladora de enfermedades, que no depende de la edad ni de los antecedentes del paciente. hay que tenerla en cuenta en todos los diagnósticos de dolor abdominal puesto que su inicio es similar al de una gastroenteritis.

Indicios de apendicitis

¿Qué señales pueden ayudarnos a identificar el dolor de apendicitis? La falta de sensación de hambre y la localización del dolor son claves, pero no son las únicas señales. Estos son los ocho síntomas que debemos tener en cuenta:

  1. Falta de apetito. Es el signo más frecuente entre los casos de apendicitis y del que derivan todos los demás. es lo primero que aparece, sobre todo en los niños y va seguido del dolor. Al detectar que el intestino no funciona debidamente, el cuerpo envía la señal que bloque el apetito para que el sistema digestivo no se sature.
  2. Es lo primero que aparece y va seguido del dolor. Hay pacientes que manifiestan dolor difuso por el centro de la tripa y falta de apetito.
  3. Dolor repentino en el ombligo que se desplaza hacia la zona inferior derecha. En un primer momento, los pacientes sienten molestias en el abdomen, normalmente en el centro, en la zona periumbilical, explican los expertos. En algunos casos lo describen como si fueran retortijones, lo que explica que pueda acompañarse de alguna deposición con diarrea, algo que le hace parecer una gastroenteritis de inicio.
  4. Al cabo de las horas, el dolor se irradia hacia abajo y se focaliza en la fosa ilíaca derecha, el cuadrante inferior derecho del abdomen, cerca del hueso de la cadera. Esto pasa en el 99% de los casos. La localización del dolor es un síntoma estándar, aunque hay situaciones, como la del apéndice retrocecal, en las que dolor se da en el centro y hacia los genitales, por lo que puede confundirse con un cólico nefrítico, pero también hay casos en que el dolor no aparece y la inflamación termina en peritonitis (perforación).
  5. Dolor intenso al inhalar profundamente o realizar cualquier movimiento repentino.  Para identificar el problema, una de las pruebas médicas es la maniobra de valsalva, que reproduce la forma automática del cuerpo para estornudar y que consiste en que el paciente coja aire fuerte y lo aguanta dentro para aumentar la presión dentro del abdomen.
    Del mismo modo que la molestia empeora a las dos horas de aparecer, esta es una señal característica pero no específica de la apendicitis. Se presenta en cualquier proceso inflamatorio dentro de la cavidad abdominal. Un dolor muy intenso también es propio de una peritonitis muy avanzada.
  6. Abdomen hinchado. Al bloquearse el movimiento intestinal, se produce una acumulación de gas que produce una sensación de plenitud, aunque no se haya comido nada en unas horas. El gas se acumula, se hincha la tripa porque el paciente no lo elimina. Se cierra el sistema de evacuación del intestino, y aparecen las ganas de ventosear y la frustración de no poder. También es una señal frecuente la sensación de alivio al defecar.
  7. Náuseas y vómitos. En el caso de la apendicitis, suele haber más náuseas que vómito, a diferencia de la gastroenteritis. Ante la duda de si puede ser una apendicitis o un cólico nefrítico, para el segundo se puede pedir un análisis de orina y, si no hay sangre en el sedimento, puede que estos síntomas, acompañados de dolor, no sean de un cólico nefrítico. Normalmente, se hacen tres o cuatro diagnósticos diferenciales y, aunque para la apendicitis no hay prueba especifica, a lo mejor las hay para los otros diagnósticos y se van descartando.
    Cuando el vómito o la náusea se producen por apendicitis, se trata de una reacción vasovagal, baja la tensión y el paciente se queda pálido con sudores.
  8. Estreñimiento y diarrea. La apendicitis puede producir estreñimiento en algunos casos y diarrea en otros. Esto se debe a que el cuadro inflamatorio produce una alteración funcional en el intestino, que en algunos pacientes hace que este se contraiga más rápido y se vacíe, produciendo una diarrea, mientras que en otros el intestino se inhibe y bloquea el movimiento al desencadenarse más dolor, lo que provoca estreñimiento.
  9. Fiebre leve que se vuelve más severa a medida que el dolor aumenta. Los pacientes que tienen apendicitis suelen empezar a tener una febrícula que no supera los 38ºC, después sube un pico de fiebre que puede alcanzar los 39ºC o 40ºC. En algunos casos es muy débil y en otros, muy fuerte, depende de cada paciente.

Lo más aconsejable, ante un dolor abdominal persistente y creciente es acudir al médico para que él pueda distinguir la patología de que se trata.

 

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