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Pon a punto tus pies para el verano

Con la llegada del buen tiempo, es el momento de hacer el cambio de armario, tanto de ropa como de calzado. Es hora de dejar atrás los calcetines y recuperar las sandalias. Sin embargo, mucha gente es reacia a mostrar los pies por el estado de las uñas, como nos explica la podóloga del Hospital Ribera Juan Cardona, Dánae Santiago, que destaca que hay opciones para solucionar estos problemas. 

“Hay personas que tienen las uñas dañadas por un traumatismo antiguo o por tratamientos de quimioterapia que se las han estropeado y no les gusta ponerse zapatos abiertos. Tenemos técnicas para reconstruir esas uñas y mejorar su evolución. Hay que ver cada caso en particular para valorar las opciones”, explica la especialista. 


“En consulta, es habitual recibir a pacientes con hematomas subungueales que se producen por traumatismos. Normalmente acuden a consulta un poco tarde, cuando la sangre ya está seca y la uña empieza a levantarse o dar problemas. Lo recomendable es acudir cuanto antes, una vez que vemos el hematoma, para poder drenar la sangre y evitar en la medida de lo posible complicaciones mayores”, aconseja Dánae Santiago. 

“Además, el especialista en consulta puede aplicar técnicas de reconstrucción a pacientes con uñas rotas, o a las que están todavía en crecimiento por un traumatismo antiguo ya curado, o a quien tiene uñas afectadas por un tratamiento de quimioterapia. En todos estos casos, en consulta podemos ayudar a que la uña crezca adecuadamente, y con eso, evitar complejos y mejorar la autoestima del paciente”, señala. 

Otros problemas comunes que se ven en la consulta de podología son la onicocriptosis, que es cuando se clava la uña y genera dolor, e incluso puede generar una infección si no se trata; y luego está la onicomicosis que es infección de la uña causada por hongos.  

Evitar las temidas ampollas 

Después de meses protegidos por los calcetines, los pies sufren con el roce directo del calzado de verano y pueden aparecer molestas rozaduras o ampollas. “La recomendación más general para evitarlo, quizá sea la de no utilizar chanclas o sandalias si vamos a caminar distancias largas, y elegir ese calzado únicamente si no vamos a caminar durante mucho tiempo, ya que, al no utilizar calcetines, aumentar la sudoración y el roce, y además es un calzado que no tiene demasiada sujeción con lo que es más fácil generar daños en la piel, así como otras patologías”, señala la especialista del Hospital Ribera Juan Cardona

Entre esas otras patologías estaría la fascitis plantar, un motivo de consulta muy frecuente en septiembre, tras el verano, y que en muchos casos está motivada por usar chanclas, o zapatos muy planos y con suelas muy finas. 

“Cuando elegimos este tipo de calzado lo ideal sería que nos fijásemos en que tenga sujeción ajustable y que no sea de material muy abrasivo. También, es recomendable alternar calzado, no utilizar siempre el mismo, para tener diferentes puntos de presión y que la piel descanse”, añade la profesional. 

Si a pesar de las precauciones, aparece la temida ampolla, la podóloga Dánae Santiago explica cómo cuidarla: “Si la zona está roja, pero todavía no hay ampolla, debemos cambiar de calzado y utilizar uno que no presione ese punto. Se puede utilizar un apósito para cubrir y proteger la piel. Cuando ya tenemos una ampolla, tenemos que valorar el tamaño y su posición en el pie. Si se encuentra en una zona de presión como la planta del pie y debemos seguir caminando, pero nos produce dolor, en ese caso se podría pinchar la ampolla con una aguja estéril, aplicar un antiséptico y tapar con un apósito para evitar que la piel que cubre la ampolla se rompa y se infecte”. 

“Sin embargo, si está en una zona que nos permite seguir caminando sin problemas y sin roce, tomaremos las mismas precauciones de desinfección y protección con un apósito, pero no la pincharemos. Evitaremos drenarla y acabará secando. De esta manera se reduce el riesgo de infección”, concluye.

“Si tenemos una ampolla en una zona que nos permite seguir caminando sin problemas, no debemos pincharla. Evitaremos drenarla y acabará secando. De esta manera se reduce el riesgo de infección”.

Otra recomendación básica para prevenir infecciones como el papiloma o el pie de atleta es usar siempre chanclas en duchas públicas y piscinas, y evitar compartir tanto la toalla como el calzado. 

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