La práctica de ejercicio físico reduce los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial, la hipercoleterolemia, la obesidad o la diabetes; aporta un mejor desarrollo muscular, disminuye el riesgo de lesiones degenerativas del aparato locomotor como artrosis u osteoporosis y mejora el perfil psicológico, con una menor incidencia de patologías como la depresión o la ansiedad.
Caminar y correr son las dos actividades para las que estamos naturalmente mejor preparados. Todos hemos corrido de jóvenes, y continuamos caminando en mayor o menor grado dependiendo en gran medida de nuestro nivel de condición física. Y no cabe duda, de que estos dos ejercicios complementan a cualquier otra actividad física que practiquemos, aportando mayores beneficios y mayor capacidad de prevención frente a riesgos y lesiones.
Es importante recordar que el factor decisivo para que el ejercicio sea saludable, es la regularidad en su práctica. Cualquier deporte que vayamos practicando regularmente nos hará estar cada vez en mejor estado de forma, y eso nos llevará a poder empezar a practicar ejercicios que complementen al primero para conseguir efectos cada vez más globales y notorios sobre nuestra salud y calidad de vida.