Este estudio, publicado en la revista PLOS ONE, supone un importante avance en la lucha contra la enfermedad del hígado graso no alcohólico, asociada a la obesidad y a la diabetes (conocida como NAFDL por sus siglas en inglés). Dada la elevada prevalencia de estas dos patologías, la enfermedad del hígado graso no alcohólico se ha convertido también en un problema de salud que afecta a millones de personas en todo el mundo, pues la acumulación de grasa en el hígado constituye el primer estadio de la NAFLD.
Los probióticos son bacterias o levaduras (vivas, muertas o incluso componentes de éstas) que confieren efectos saludables a la persona que las toma en cantidades adecuadas. Pueden encontrarse en alimentos como el yogur, kéfir, yogur de soja, tempeh o miso, o bien en forma de suplementos.
Los investigadores de la Universidad de Granada, han demostrado que la administración durante 30 días de tres cepas de probióticos* a ratas obesas, disminuye la acumulación de grasa en el hígado.
La administración de los probióticos produjo una acumulación de lípidos (mayoritariamente triacilgliceroles) en el hígado significativamente menor que la que tuvo lugar en ratas alimentadas con un placebo. En las ratas que tomaron probióticos se observó también unos valores menores en suero de moléculas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral-a, interleuquina-6 y lipopolisacárido).
Tal como señalan los investigadores, la enfermedad hepática no se curará con probióticos, pero estos microorganismos sí pueden servir como terapia coadyuvante a otros tratamientos, incluido el dietético.
Una buena ayuda sería reducir el consumo de grasas saturadas y azúcares simples y aumentar el consumo de legumbres, cereales, pescado, frutos secos, fruta y verdura.
*Lactobacillus paracasei CNCM I-4034, Bifidobacterium breve CNCM I-4035 y Lactobacillus rhamnosus CNCM I-4036.