No es suficiente sólo con descansar, sino hacerlo bien.Descansar correctamente entre siete y nueve horas diarias, facilita la presión arterial entre un 10 % y un 15 % y ayuda a nuestra circulación sanguínea.
Para conciliar un buen sueño se recomienda evitar los estimulantes durante las horas previas al descanso como la cafeína, cenar alimentos ligeros, hacer ejercicio preferiblemente por la mañana, no consumir alcohol y mantener unos horarios regulares a lo largo de toda la semana.
Echarse la siesta, del mismo modo que ocurre con el descanso nocturno, favorece la relajación muscular y reduce la presión arterial.
Tan importante es un correcto descanso nocturno con la cantidad de horas que dormimos, como la calidad de nuestro sueño.
Así lo demuestra un trabajo publicado en Journal of Sleep Research, que relaciona la calidad del sueño con la función endotelial, es decir, con la capacidad vasodilatadora de arterias y venas.
Así mismo, otro estudio demostró que dormir poco se asocia a una mayor incidencia de sobrepeso, obesidad, hipertensión, colesterol y triglicéridos.
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