En apenas dos meses, o incluso menos en muchas regiones españolas, tenemos el verano encima. Siempre es el mejor momento para el buen tiempo y el calor, para disfrutar de las terrazas, las playas y las piscinas. Pero ¿están preparados nuestros pies para el verano?
Esta es una de las partes de nuestro cuerpo que más acusa el cambio de estación. Pasamos de tener los pies aprisionados en zapatos cerrados o botas a exhibirlos en sandalias, zuecos, mulés (zapatos destalonados) o chanclas. Y en realidad, deberíamos preparar nuestros pies para el verano. Por estética, pero sobre todo por salud, porque nuestros puntos de apoyo afectan, y mucho, por ejemplo, a la espalda y a la zona lumbar. Además, siendo como es el próximo viernes el Día Mundial de la Danza, nos ha parecido la suma de factores perfecta para hablar de los pies, su cuidado y la prevención de las principales dolencias que les afectan en esta época del año.
Empecemos por el tipo de zapato más aconsejable para nuestros pies, según los especialistas del grupo sanitario Ribera que hemos consultado. “El abuso de los tacones es uno de los mayores factores etiológicos para la aparición de patologías del antepié, tales como hallux valgus ( o juanete), dedos en garra o los helomas (u ojos de gallo)”, explica el jefe de Traumatología del Hospital Universitario de Vinalopó, Paulino Sánchez.
Salimos más en verano y el ocio nocturno invita al uso y, a veces, abuso de los tacones. Carlos Perucha, podólogo en el Hospital Universitario de Torrejón, uno de los pocos hospitales públicos de Madrid con este servicio, explica que “el uso de un tacón por encima de 3-4 centímetros de altura altera la biomecánica del pie, obligando a echar más peso y presión en la parte del antepié, lo que puede provocar molestias leves como rozaduras, ampollas, callos o durezas, pero también alteraciones más severas como la aparición de juanetes, dedos en garra o tendinopatías de Aquiles”. Además, añade, este tipo de calzado “provoca mucha inestabilidad, por lo que puede ser el causante de dolores de espalda”.
El zapato más recomendable: ni tacón ni plano
Sin embargo, el extremo contrario, un zapato excesivamente plano, tampoco es saludable para nuestros pies. “Llevar continuamente un calzado excesivamente plano dificulta la amortiguación de los golpes e impactos que sufre el pie, lo que propicia la aparición de la afección conocida como fascitis plantar”, explica el doctor Sánchez. Además, añade, “puede producirnos problemas de tensión en tendón de Aquiles, sobrecarga de gemelos, arco aplanado o problemas en los tobillos”.
No parece, por tanto, la mejor opción para andar grandes distancias ni para utilizar de manera habitual. De la misma opinión es Carlos Perucha, el podólogo de Torrejón que hemos consultado. “En verano y después del verano es bastante frecuente encontrarnos en consulta casos de fascitis plantar o tendinopatías del tendón de Aquiles, mayoritariamente debido al uso excesivo de chanclas y sandalias que en la mayoría de los casos son muy planas y sin ningún tipo de sujeción a nivel de tobillo”, explica.
El calzado más recomendable, el “ideal”, explica Perucha, es aquel que presenta un tacón de unos 2-3 centímetros de altura, suela amortiguada, y que lleve algún elemento de sujeción, ya sea cordones, velcro o hebilla, para dar estabilidad al pie.
Efectos del calor y la humedad en los pies
Otro de los problemas que afecta a nuestros pies, y no solo en verano, es el calor y la humedad excesiva en los pies. “Estos factores aumentan la aparición de ampollas y rozaduras”, explica el doctor Sánchez, del Hospital del Vinalopó. Carlos Perucha apunta, además, que “el calor produce una dilatación y por eso aparece normalmente hinchazón sobre todo de los tobillos”. Sin embargo, matiza que no siempre este hecho es provocado por el calor, ya que en otras ocasiones es debido a insuficiencia venosa o a una retención de líquidos.
Los especialistas del grupo Ribera recomiendan utilizar chanclas y sandalias descubiertas y calcetines de algodón, cuando llevemos zapatos cerrados, para mantener secos los pies. El doctor Paulino Sánchez insiste, además, en la importancia del secado de pies tras la ducha o los primeros baños en playas y piscinas. “Es muy importante, sobre todo entre los dedos, para evitar la aparición de hongos, otro gran enemigo de los pies en la temporada estival. “El conocido como pie de atleta y las verrugas plantares son patologías que aumentan su frecuencia en verano debido a la humedad extrema y su concentración en los pies por el calor, y la forma de prevenirlas es utilizar siempre chanclas en lugares como baños públicos, no compartir toallas, calzado ni cortaúñas o tijeras de uñas y mantener los pies lo más secos posibles”, asegura. Otras medidas podrían ser prescindir de medias o calcetines.
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