La fibromialgia o síndrome fibromiálgico es una enfermedad que afecta fundamentalmente a mujeres y que se caracteriza por dolor generalizado, incapacitante y crónico (durante todo el día y para toda la vida), junto con la demostración en la exploración física de unos puntos previamente definidos (denominados puntos sensibles de la fibromialgia), en los que la presión moderada desencadena dolor.
Además, se acompaña de un número importante de trastornos complejos entre los que se encuentra:
- la cefalea
- vejiga irritable
- alteraciones digestivas funcionales
- dismenorrea (menstruación dolorosa)
- parestesias (entumecimiento y hormigueo generalmente en extremidades)
- intolerancia a los cambios térmicos
- intolerancia al ejercicio
- debilidad muscular
- cansancio persistente
- rigidez
- fatiga prolongada tras el ejercicio leve o moderado
- sueño no reparador
Este conjunto de problemas condicionan, en la mayoría de las mujeres que padecen esta enfermedad, una alteración funcional grave.
Mal reconocida
Este sinfín de síntomas hacen que la fibromialgia sea una enfermedad mal reconocida, lo que condiciona que las personas que la padecen sean vistas por múltiples especialistas médicos y sometidas a numerosas e inútiles pruebas complementarias en las que no se encuentra nada. Esto hace que con frecuencia sean etiquetadas de somatizadoras, ansiosas, depresivas y condiciona en los pacientes un estado de frustración permanente que agrava el estado de depresión/ansiedad reactiva que produce toda enfermedad grave incapacitante.
Esta situación se agrava porque, con frecuencia, la enfermedad deteriora la relación de pareja, las mujeres se encuentran o son desplazadas del rol que juegan como madres en el seno de la familia y por la incapacidad que produce el dolor crónico para el desempeño de cualquier tipo de jornada laboral completa.
La fibromialgia representa un verdadero problema de salud pública por su elevada prevalencia y morbilidad, como reconocen en la actualidad varios planes de salud de Comunidades Autónomas. Según las estadísticas actuales, esa enfermedad afecta a entre el 2% y el 4% de la población, si bien es probable que la prevalencia real de la enfermedad sea mayor de lo que indican las estadísticas.
¿Qué puedo hacer?
Si padeces fibromialgia:
- Conoce tu enfermedad y colabora y confía en tus médicos. Es imprescindible para conseguir un buen resultado en el tratamiento.
- Es fundamental el ejercicio físico. Es suficiente con andar, bailar. La natación, los ejercicios en el agua o la bicicleta estática es también una buena alternativa.
- Empieza poco a poco y luego ve aumentando el ejercicio un poco día a día. Un poco de dolor en los músculos después del ejercicio es normal, pero un dolor muy fuerte puede ser señal de que has hecho demasiado esfuerzo con tus músculos.
- Para que el ejercicio sea beneficioso, debes hacerlo de manera regular. Así disminuirá tu dolor y podrás dormir bien por la noche.
- Evita los factores que sobrecarguen huesos y músculos, como la obesidad o el sobrepeso.
- Como en todas las enfermedades crónicas, mantén una actitud positiva.
- Puede ser de utilidad aprender técnicas de relajación muscular o ejercicios de respiración.
- Evita sustancias como el alcohol o el café.
- En caso de dolor, puedes utilizar calor local (almohadilla eléctrica, bolsa de agua caliente) o masajes con chorros de agua.
- Los anti-inflamatorios o relajantes musculares y, en ocasiones, los antidepresivos, pueden mejorar los síntomas. No te automediques y sigue las indicaciones de tu médico.
- Consulta con tu médico si sufres empeoramiento de los síntomas.
Curiosidades
¿Sabías que personajes célebres y populares como Robbie Williams, Cher, Frida Kahlo y Florence Nightingale eran o son pacientes de fibromialgia? De hecho el 12 de mayo se institucionalizó como Día Internacional de esta enfermedad por coincidir con el día (de 1820) en que nació ésta última, considerada una de las pioneras de la Enfermería moderna.