Llega la gripe y el COVID no se ha ido. Además, han bajado las temperaturas y vuelven los constipados fruto de enfriamientos. Sin embargo, este no es un otoño convencional y sobre la cabeza de todos planea la sombra del coronavirus. ¿Cómo sé si tengo un constipado, he cogido la gripe o me he contagiado de COVID? Este es el gran dilema del otoño.
El jefe de Medicina Preventiva de Ribera Salud en los hospitales de Torrevieja y Vinalopó, Vicente García Román, reconoce que el diagnóstico diferencial entre la gripe estacional y la infección por SARS-COV2 “es complejo”. “Los síntomas más comunes del coronavirus son fiebre, tos y dificultad respiratoria, mientras que el cuadro inicial típico de la gripe suele ser fiebre y escalofríos, acompañado de dolor de cabeza, congestión nasal, molestias de garganta, malestar general, dolores musculares, pérdida de apetito y tos seca”, explica. El constipado convencional no suele cursar con fiebre.
En la misma línea se pronuncia el jefe del Servicio de Medicina Interna de Ribera Salud en el Hospital Povisa de Vigo, Javier de la Fuente, que asegura que “hay una superposición de muchos síntomas entre ambas infecciones respiratorias”, asegura, y a las señaladas por el doctor García Román suma la diarrea, como indicios de ambas infecciones. Pero el doctor de la Fuente apunta que “los únicos síntomas que pueden orientar un diagnóstico hacia la COVID son la pérdida del gusto, conocida como ageusia, y sobre todo el olfato, que conocemos como anosmia”. Estas dos manifestaciones “son mucho más frecuentes en pacientes con COVID que con gripe”, asegura.
Y todo ello, contando con que el COVID se manifieste con síntomas, puesto que cada vez se detectan más asintomáticos, lo que está dificultando sobremanera la detección y el aislamiento de las fuentes de contagio. Y las variaciones en la sintomatología, que son muchas.
Pero ¿qué síntomas deben ponernos en alerta? Cualquiera de los especificados por los profesionales de Ribera Salud, que recomiendan acudir de manera inmediata con su médico para evitar autodiagnósticos erróneos. Y el doctor García Román nos da otra pista: “En el caso de la gripe, el inicio suele ser de forma más brusca”. Un día estás bien y al siguiente el dolor muscular y la fiebre te obligan a guardar reposo.
Para reducir riesgos e intentar tachar una variable en la ecuación es muy importante vacunarse este año de la gripe. En eso coinciden todos los profesionales de Ribera Salud. Sobre todo, la población de riesgo. Así piensa también la doctora Stephanie Ngo Pombe, facultativa de Medicina Interna de Ribera Salud en el Hospital Universitario de Torrejón. “Es importante, sobre todo para la población de riesgo, vacunarse de la gripe estacional porque este virus continua circulando, además del COVID, y con la vacuna eliminamos al menos una causa de infección”, insiste la doctora Pombe, que se muestra partidaria de aumentar la vacunación de la gripe al máximo posible de la población.
El doctor García Román va más allá y reconoce que si todos los años es importante vacunarse, este año lo es con más razón porque “entre otras razones, se desconocen las posibles consecuencias y gravedad de una posible coinfección del virus de la gripe y del SARS-COV2”. Igual de claro lo tiene el doctor De la Fuente. “Sin duda, es muy importante y aconsejable ponerse la vacuna siempre, pero este año más, porque si volvemos a sufrir una epidemia de gripe estacional coincidiendo con el COVID podría producirse un incremento dramático de la mortalidad”. Y asegura que, en su opinión, “a partir del sexto mes de vida, todo el mundo debería vacunarse”. Pero quienes no deberían tener ninguna duda, y a ellos van destinadas especialmente estas campañas de vacunación de la gripe son, según los profesionales de Ribera Salud:
- Las personas mayores de 65 años, en especial los que viven en residencias.
- Personas con menos de 65 años y problemas de salud.
- Menores, a partir de los 6 meses, y adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias, diabetes mellitus, obesidad mórbida, enfermedad renal crónica, síndrome nefrótico, enfermedad hepática crónica o enfermedad neuromuscular grave e inmunosupresión.
- Menores entre 6 meses y los 18 años que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico, por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye tras la gripe.
- Mujeres embarazadas en cualquier trimestre.
- Personal de todos los centros sanitarios, de instituciones geriátricas y centros de mayores de atención a enfermeros crónicos; estudiantes en prácticas en centros sanitarios; cuidadores de pacientes de alto riesgo o mayores; y otros grupos como el personal de servicios públicos esenciales (fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, bomberos, servicios de protección civil, personal de centros de menores, instituciones penitenciarias, centros de acogida de inmigrantes etc) así como personas con exposición laboral directa a aves domésticas o a cerdos en granjas o explotaciones avícolas o porcinas y también a aves silvestres.
La internista del Hospital Universitario de Torrejón, Stephanie Ngo Pombe, insiste en la importancia de llevar una alimentación saludable y equilibrada, rica en vitaminas, y con mucha presencia de frutas y verduras. La doctora Pombe aconseja también evitar la exposición al frío y ser muy precavidos en esta época del año en la que el tiempo “engaña”. Una chaqueta puede ser la diferencia entre coger un constipado o no. Además, añade, es muy importante este año evitar a toda costa el contacto con personas con síntomas de infección respiratoria, sobre todo las personas mayores y quienes sufran una patología previa. Los abuelos que cuidan de sus nietos tienen que ser más cautelosos que nunca, puesto que a los constipados y gripes estacionales se suma este año la exposición de los pequeños al coronavirus, que si bien en ellos puede ser asintomática, implica más riesgo para los mayores.