El cuidador de personas dependientes: el paciente desconocido

La figura del cuidador principal desarrolla un papel clave en la atención de ancianos y/o personas dependientes. Ello ha llevado a que se comience a hablar del cuidador principal como del “paciente oculto o desconocido”. En este sentido, el Departamento de Salud del Hospital de La Ribera ha puesto en marcha una serie de Jornadas de Formación dirigidas a Cuidadores de ancianos y personas dependientes, con el fin de dotarles de las herramientas necesarias para mejorar su propia calidad de vida y la de los pacientes a su cargo. 

Formación a cuidadores de personas dependientes

Se calcula que en la comarca de La Ribera existen unas 6.000 personas dependientes, la mayor parte cuidadas y atendidas por sus familiares. Las Jornadas organizadas por El Departamento ofrecen a estos cuidadores pautas claras sobre movilización de pacientes, medidas de higiene, alimentación, prevención de úlceras por presión y uso de apoyos técnicos.

Estas jornadas, que se enmarcan dentro del Plan de Cuidados Paliativos del Departamento de Salud de La Ribera, comenzaron a realizarse hace unos meses en los centros de salud de Alginet y Carlet y esta semana se han celebrado en los centros de Benifaió y Alzira. Está previsto que, en los próximos meses, se lleven a cabo ediciones similares en el resto de las diez zonas básicas del Departamento de Salud.

La figura del cuidador principal

Los cuidadores son aquellas personas (padres, hijos, familiares, amigos, vecinos, voluntarios), instituciones o asociaciones con o sin ánimo de lucro que atienden a personas dependientes. A pesar de las ayudas que proporcionan las instituciones y asociaciones de Servicios Sociales y de Salud, en la mayor parte de los casos es la familia quien asume el cuidado directo y la atención de la persona enferma.

Para algunos autores el cuidador es un paciente «oculto» o «desconocido» que precisaría un diagnóstico precoz de su enfermedad y una intervención inmediata, antes de que el deterioro sea difícilmente reversible. Este síndrome se caracteriza por la existencia de un cuadro plurisintomático, que afecta a todas las esferas de la persona, con repercusiones médicas, sociales, económicas, y otras que pueden llevar al «cuidador» a tal grado de frustración que le hagan claudicar en sus labores de cuidado.

Síntomas de alarma

Es muy importante detectar los signos de alarma que las preceden, para poder intervenir a tiempo, y no esperar a que se cronifiquen de forma que puedan ser irreversibles:

  • Pérdida de energía, sensación de cansancio continuo, sueño.
  • Aislamiento.
  • Aumento en el consumo de bebidas, tabaco y/o fármacos.
  • Problemas de memoria, dificultad para concentrarse, bajo rendimiento en general.
  • Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran consideradas importantes.
  • Aumento o disminución del apetito.
  • Enfados fáciles y sin motivo aparente.
  • Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo, irritabilidad, nerviosismo.
  • Dificultad para superar sentimientos de tristeza, frustración y culpa.
  • Tratar a otras personas de forma menos considerada que habitualmente.
  • Problemas en el lugar de trabajo.
  • Problemas económicos.
  • Menor afecto e interés hacia el familiar.
  • Castigos desproporcionados, trato despectivo o vejatorio hacia el familiar a nuestro cargo.

Consejos para el cuidador

Por todo ello, es importante que el cuidador siga unos sencillos consejos que pueden proporcionarle, no solo una mejora en su calidad de vida, sino también en la calidad de su cuidado:

  • Solicitar ayuda en caso necesario: Busque información objetiva y asesórese por un profesional tras el diagnóstico.
  • Contacte con otras personas que experimenten una situación similar: Hablar con ellas le permitirá aprender estrategias que otos han usado con éxito.
  • Organizar su tiempo: Planifique y programe sus actividades, tratando de mantener sus aficiones e intereses,
  • Con respecto al enfermo, trate en todo momento de conservar la serenidad: es esencial favorecer la comunicación emocional y positiva en cualquier fase de la enfermedad y crear un ambiente agradable y tranquilizador.
  • Poner límites a la cantidad de ayuda que se presta: Si se realizan atenciones superiores a las necesarias, estamos limitando la posibilidad de que el paciente se sienta útil al colaborar en su propio autocuidado.

Nota de prensa

 

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