El desarrollo del lenguaje es uno de los aspectos más importantes en la infancia, ya que no solo facilita la comunicación, sino que también contribuye al desarrollo social, emocional y cognitivo del niño. A veces, este proceso no sigue el curso habitual, y es aquí donde el papel del logopeda resulta fundamental.
Qué es un logopeda
Un logopeda es un profesional especializado en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de dificultades relacionadas con la comunicación, el lenguaje, el habla y la deglución. Trabajan tanto con niños como con adultos, ayudando a mejorar o corregir problemas que interfieren con la capacidad de comunicarse de manera efectiva o llevar a cabo funciones orales de manera adecuada.
En el caso de los niños, el logopeda es clave para abordar posibles trastornos del desarrollo del lenguaje y el habla, que pueden afectar su rendimiento escolar y socialización.
“Nuestra figura es cada vez más conocida y reconocida, pero aún hay mucha gente que se extraña cuando el dentista o el otorrino los derivan a nuestra consulta”, explica Sara Dopico, logopeda del hospital Ribera Juan Cardona. Además del Ribera Juan Cardona, hospitales como Ribera Virgen de la Caridad o Ribera Polusa también cuentan con especialistas en Logopedia para atender a los pacientes con una necesidad en esta área.
Problemas comunes que tratan los logopedas en niños
A continuación, repasamos algunas de las dificultades más comunes en niños que pueden requerir la intervención de un logopeda. “Es importante consultar con un logopeda si se observan dificultades en la adquisición del lenguaje, habla o lectoescritura, afectación de la voz, episodios de atragantamiento o dificultades al tragar, alteraciones en la mordida o dificultades del lenguaje asociadas a una pérdida auditiva. La intervención precoz es fundamental para favorecer un correcto desarrollo, desbancando la falsa creencia del ‘ya hablará’”, explica la especialista del hospital Ribera Juan Cardona.
- Retraso en el desarrollo del lenguaje
Algunos niños tardan más en adquirir vocabulario o en comenzar a formar frases. Un retraso en el desarrollo del lenguaje puede afectar tanto el lenguaje expresivo (hablar) como el receptivo (comprender lo que otros dicen). Si un niño de dos años no ha comenzado a utilizar palabras o tiene dificultades para seguir instrucciones sencillas, es recomendable acudir a un logopeda.
- Trastornos del habla (dislalias)
Se refieren a la dificultad para pronunciar ciertos sonidos. Es común que los niños pequeños tengan problemas con ciertos fonemas (como la “r” o la “s”), pero si estas dificultades persisten más allá de los 4-5 años, puede ser un signo de un trastorno del habla que requiere intervención.
- Trastornos del lenguaje (TEL – Trastorno Específico del Lenguaje)
El TEL es una condición en la que el desarrollo del lenguaje se ve afectado sin una causa aparente. Los niños con TEL pueden tener dificultades tanto para comprender como para expresarse, y aunque no tienen otras dificultades cognitivas, su comunicación verbal está comprometida.
- Trastornos de la fluidez (tartamudez)
La tartamudez se caracteriza por interrupciones en el flujo normal del habla, como repeticiones de sonidos, palabras o frases, así como bloqueos o prolongaciones. Si bien puede aparecer en el desarrollo normal del lenguaje, si persiste y afecta la comunicación del niño, es recomendable la intervención de un logopeda.
- Dificultades en la alimentación o deglución (disfagia)
A veces los problemas no solo están relacionados con el habla, sino con la capacidad de tragar o masticar adecuadamente. Los logopedas también trabajan con niños que tienen dificultades para alimentarse, ya sea por problemas neurológicos, musculares o anatómicos.
- Alteraciones en la voz (disfonía)
Si un niño presenta una voz ronca, demasiado aguda o grave, o si la calidad de la voz no es la adecuada para su edad, un logopeda puede ayudar a identificar las causas y tratar el problema.
Ejercicios y prácticas comunes de los logopedas
El tratamiento logopédico cambia según el tipo de dificultad que presente el niño, pero estas son algunas de las prácticas más comunes que se utilizan para mejorar el habla y el lenguaje:
- Ejercicios de respiración y relajación
Para los niños con problemas de fluidez o de voz, los ejercicios de respiración son fundamentales. Estos ayudan a controlar la respiración y la tensión muscular durante el habla, favoreciendo un ritmo más fluido y una mejor proyección vocal.
- Juegos de repetición y discriminación de sonidos
Para aquellos niños con dificultades en la pronunciación, los logopedas utilizan ejercicios que ayudan a discriminar los sonidos y practicarlos de manera repetitiva. Actividades lúdicas como juegos de cartas con imágenes o historias donde el niño deba identificar o repetir ciertos sonidos son muy efectivas.
- Terapia con juguetes y objetos visuales
En niños más pequeños o con dificultades para concentrarse, los logopedas suelen utilizar juguetes, imágenes o juegos interactivos para fomentar la comunicación verbal. Estas herramientas ayudan a que el niño practique el lenguaje de manera divertida y natural.
- Ejercicios de movilidad bucal
Para problemas de deglución o articulación, los logopedas pueden trabajar con ejercicios específicos que fortalezcan los músculos de la boca, lengua y mandíbula. Estos incluyen desde soplar con fuerza a través de una pajita hasta mover la lengua de manera controlada.
- Prácticas de conversación
Para mejorar la fluidez y el uso adecuado del lenguaje, los logopedas fomentan diálogos donde el niño tenga que construir frases complejas, formular preguntas y respuestas, o narrar situaciones. Estas actividades ayudan a consolidar tanto el lenguaje expresivo como el receptivo.
Todos los especialistas coinciden en la importancia de reconocer a tiempo las dificultades en el desarrollo del lenguaje o el habla de un niño, para que su evolución sea óptima. En caso de duda sobre el progreso del niño en este ámbito, no dudes en consultar a un logopeda, ya que una intervención temprana puede marcar una gran diferencia en su desarrollo a largo plazo.
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