La Carabela Portuguesa lleva unas semanas en la aguas del Mediterráneo. Su presencia ha cerrado playas durante días para evitar que los bañistas recibieran la dolorosa picadura que provoca. Ha llegado a nuestras cosas arrastrada por los vientos de Poniente, su hábitat habitual son las aguas tibias del Atlántico, por lo que cuando la temperatura del Mediterráneo alcance los 25º desaparecerá.
Aunque tiene apariencia de medusa, no lo es en realidad, se trata de un organismo colonial que está integrado por varios hidroides (células que conducen el agua). Su principal característica y por la cual recibe su nombre es la vela que tiene en la parte superior, que puede llegar a medir hasta 30 centímetros, y que utiliza para desplazarse por el agua utilizando el impulso del viento. Sus tentáculos, en los que tiene cápsulas de veneno, y que usa para paralizar a sus presas, pueden llegar a medir hasta 50 metros.
Es este veneno el que la convierte en un peligro para los humanos, puesto que su picadura puede causar heridas y dolor en la zona afectada.
- No retirar los tentáculos nunca con la mano, siempre utilizando un guante o arrastrándolos con algo, como podría ser una tarjeta de crédito.
- No usar vinagre, amoniaco o agua dulce para ayudarte a retirarlos, el agua salada es lo que se recomienda.
- Una vez que la zona está limpia, si es posible, introducir la zona afectada en agua caliente, pues se trata de un veneno termolábil que se inactiva con el calor.
- El tratamiento recomendado son los corticoides tópicos y analgésicos.
- Siempre que el dolor sea muy intenso o la zona afecta muy grande es recomendable consultar con un centro hospitalario.
Lo más importante si las ves es evitar acercarte a comprobar si se trata de una carabela, pues sus tentáculos te podrían alcanzar. Aunque las veas en la arena o la orilla no la toques, no están muertas y aunque lo estén siguen liberando su veneno.