- La ansiedad es un fenómeno psíquico universal que prepara nuestro cuerpo y aparato psíquico para responder en las mejores condiciones ante una circunstancia amenazadora, un posible riesgo, fracaso o pérdida. Sin embargo, cuando esta respuesta deja de ser adaptativa y se convierte en desproporcionada, puede llegar a deteriorar nuestro rendimiento y es necesario hacerle frente. Expertos del Departamento de Salud de La Ribera te explican en este post cómo reconocer este trastorno y te dan las claves para superarla.
¿Qué es la ansiedad?
Es un fenómeno psíquico universal. Es una forma de preparar nuestro organismo y aparato psíquico para responder en las mejores condiciones ante una circunstancia amenazadora, un posible riesgo, fracaso o pérdida. Es, por tanto, una respuesta adaptativa del organismo, necesaria para la supervivencia y que se acompaña de manifestaciones físicas, mentales y comportamentales que se caracterizan por un estado de activación y alerta.
¿Cuándo se considera un problema?
Cuando la ansiedad deja de ser adaptativa. En general, cuando es desproporcionada y dura más que el peligro potencial, cuando se dispara en situaciones objetivamente inofensivas o sin causa aparente. En estos casos, la ansiedad, lejos de ser beneficiosa, deteriora nuestro rendimiento y requiere que la persona sea capaz de manejarla.
¿Qué técnicas psicológicas pueden ayudarme?
Son muy útiles las técnicas de relajación y, en especial, la respiración profunda o diafragmática; si logramos establecer una respiración más lenta y profunda, la ansiedad (y sus síntomas) disminuirán notablemente.
¿Como realizar los ejercicios de respiración profunda?
- Busca un lugar agradable y tranquilo, donde no te molesten.
- Acuéstate en la cama o siéntate cómodamente en un sillón; cierra los ojos e intenta tranquilizarte unos segundos.
- Toma el aire por la nariz, retén el aire unos instantes y luego suéltalo por la boca. Respira por la nariz y suelta el aire por la boca.
- Permite que el aire no se quede en el pecho, sino que penetre hacia el estómago; es decir, intenta, en las respiraciones, no mover el pecho y sí el vientre (para esto puedes ayudarte poniéndote una mano en el pecho y otra sobre el estómago).
- Cuenta mentalmente “uno” al inspirar y, al soltar el aire, piensa y dite a ti mismo una palabra tranquilizante (paz, relax, calma…). Sigue contando “dos” y, de nuevo, repite la palabra relajante elegida. Así, hasta diez y después vuelve a iniciar la cuenta. Repite la palabra relajante.
- Permanece concentrado/-a en la propia respiración; atento a cada uno de los pasos anteriores. No dejes que en tu mente entren pensamientos que te puedan perturbar. Concéntrate en la respiración.