Los plaguicidas y fertilizantes se utilizan en todo el mundo para mejorar o proteger los cultivos y el ganado. La Ribera no es la excepción, y más cuando es por tradición una comarca vinculada económicamente a la agricultura, especialmente al cultivo de cítricos y de arroz. ¿Eres agricultor? Nuestros especialistas te ofrecen estos consejos para hacer un uso seguro de los plaguicidas.
La seguridad y la salud en el empleo de este tipo de sustancias debe ser una prioridad ya que son sumamente peligrosos para la salud y para el medio ambiente. Es fundamental tener siempre presente que los productos agroquímicos producirán un efecto adverso si penetran en el cuerpo. Las principales vías de absorción son el aparato respiratorio (inhalación), la piel (absorción cutánea) y el aparato digestivo (ingestión).
En primer lugar, hay que ser consciente de que para utilizarlos hay que poseer la formación y capacitación necesaria y obligada por ley (carné da aplicador de productos fitosanitarios).
Almacenamiento y mezcla
Para evitar estos efectos adversos, hay que seguir estrictas normas de actuación:
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Buscar asesoramiento
Por lo que se refiere al almacenamiento y a la mezcla de estos productos, es fundamental buscar asesoramiento antes de elegir un producto de uso fitosanitario que se quiera aplicar.
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Proteger los plaguicidas de los efectos del ambiente
Los plaguicidas se deben almacenar en locales que queden protegidos de la lluvia y el sol y que estén alejados de las viviendas. Estos serán seguros y se deberán cerrar con llave; en la puerta se colocará un cartel que avise sobre los riesgos de los productos almacenados.
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Deben ser tratados como sustancias peligrosas
Todos los plaguicidas son sustancias peligrosas; por tanto, deben estar separados de alimentos, piensos, corrientes o depósitos de agua y fuera del alcance de los niños, animales domésticos y personas que desconozcan su manejo.
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Almacenar las sustancias por categorías de peligro
Las sustancias deben ser almacenadas por categorías de peligro (tóxicos, corrosivos, inflamables, etc.). Nunca deben estar juntos los productos tóxicos y los corrosivos. Las sustancias inflamables (gasolina, gasóleo, etc.) han de guardarse en un armario distinto. Igualmente, hay que controlar el buen estado de los envases (incluyendo la etiqueta) para evitar las fugas o derrames.
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Deben conservarse en el envase original
Los plaguicidas han de conservarse en el envase original de compra, de este modo siempre se sabe el producto que contienen. Nunca se deben trasvasar los plaguicidas a recipientes domésticos. Esto puede dar lugar a que se confundan los productos peligrosos con otros de uso común o con alimentos o bebidas para personas y animales. Si fuera necesario trasvasar los plaguicidas por causas de derrames o roturas de los envases originales, hay que especificar el nombre del producto y sus efectos nocivos en el nuevo recipiente.
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Cuidado con las disoluciones
Hay que preparar las disoluciones siguiendo todas las indicaciones del fabricante y no usar nunca productos sin etiqueta, y realizar estas operaciones respetando las dosis y las diluciones recomendaciones. Recuerde que a más concentración no significa mayor eficacia del producto, sino más riesgos.
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Mezclar productos de manera adecuada
Las mezclas han de realizarse al aire libre y siempre utilizando los equipos de protección obligatorios que se indican en la etiqueta de cada producto. Nunca se usarán las manos para remover las mezclas, aunque estén protegidas con guantes. Igualmente, los instrumentos utilizados, embudos, filtros, paleta, etc. se usarán sólo para estas tareas.
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Evitar la contaminación de agua potable
Por último, hay que evitar que los productos sobrantes de plaguicidas contaminen el agua potable. No hay que lavar nunca los recipientes o los aparatos fumigadores en fuentes, arroyos o ríos.
Aplicación
En el uso de estos productos, es donde el agricultor debe poner la máxima cautela para evitar consecuencias innecesarias. Es necesario aplicar los plaguicidas utilizando siempre los equipos de protección individual indicados: guantes largos de caucho o goma, botas altas de caucho, mascarilla que proteja la nariz y la boca de la inhalación de gases o polvo tóxico, gafas o máscara facial que eviten las salpicaduras en los ojos y ropa de trabajo que proteja el cuerpo del contacto con los plaguicidas.
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Una indumentaria adecuada
En ningún caso, se deben aplicar los plaguicidas usando sandalias, pantalones cortos o camisas de manga corta, ni tampoco se usarán pañuelos que cubran la nariz y la boca como una supuesta medida preventiva para evitar la inhalación del plaguicida. Esta práctica no evita la inhalación del producto y favorece el contacto bucal durante la aplicación.
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Medidas de precaución antes, durante y después
No se debe fumar, ni beber, ni comer mientras se están realizando fumigaciones. Al terminar el tratamiento, hay que lavarse con abundante agua y jabón y cambiarse de ropa, a ser posible, en el mismo lugar de trabajo. Nunca hay que hacerlo en la propia vivienda puesto que esto implicaría trasladar el riesgo de contaminación a la familia del agricultor. También hay que lavar la ropa y las protecciones personales después de cada aplicación y guardarlo todo en un lugar bien ventilado, lejos de las habitaciones. La ropa de trabajo se ha de lavar separada de la otra ropa de la casa.
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Comprobar el funcionamiento de los equipos
Es fundamental verificar que funcionan sin escapes ni derrames los equipos de aplicación de los plaguicidas (mochilas y tanques pulverizadores) antes de empezar a usarlos.
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Intoxicación por contacto
No se deben soplar ni aspirar jamás con la boca las boquillas de los aparatos de aplicación cuando se obstruyan, puesto que existe un gran riesgo de intoxicación por contacto con la boca.
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De espaldas al viento
Es recomendable pulverizar de espaldas al viento para impedir que la nube generada alcance al aplicador y evitar entrar en contacto con los campos recién tratados porque son una fuente de exposición al plaguicida.
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Señalizar las zonas tratadas
Hay que señalizar mediante carteles de “aviso de peligro” las zonas tratadas. Igualmente, hay que impedir que el ganado entre en estos campos.
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Devolver los envases
Los envases de plaguicidas que queden vacíos deben devolverse al suministrador, si es posible. Hay que tener en cuenta, como norma general, que un envase vacío de un plaguicida es un residuo peligroso por lo que está prohibido abandonarlo o eliminarlo de forma incontrolada (quemarlo, enterrarlo, etc.).