Si bien, por lo general, los medicamentos pueden mejorar la capacidad de conducir como consecuencia de la mejora de la situación clínica del paciente, no hay que perder de vista que, bien como consecuencia de sus efectos terapéuticos, de sus efectos secundarios o debido a la interacción con otros productos, los medicamentos también pueden tener consecuencias graves no solo para el paciente medicado, sino también para aquellas otras personas implicadas en un accidente.
Aunque el efecto de un fármaco está condicionado por diversas circunstancias (entre las que se encuentra el estado de salud previo del individuo, hábitos de conducción, la susceptibilidad individual para los efectos secundarios, la polifarmacia, la automedicación y el consumo simultáneo de alcohol), como regla básica, el paciente y sus familiares deben estar informados siempre sobre la medicación prescrita.
En algunos estudios realizados por la Dirección General de Tráfico (D.G.T.), se ha comprobado que, en caso de accidente, la mayoría de las veces, el paciente no conoce el riesgo potencial del uso de determinado fármaco durante la conducción o no ha recibido, por parte de los profesionales sanitarios, información específica sobre el efecto del tratamiento en la capacidad de conducir.
Según la normativa europea, la posible influencia de los fármacos en la conducción de vehículos constituye uno de los aspectos de inclusión obligatoria en la ficha técnica de los medicamentos. Se puede, en este sentido, diferenciar tres grupos de medicamentos:
- Los que no producen efectos conocidos.
- Los que pueden tener efectos adversos menores o moderados.
- Los que pueden producir efectos adversos graves o ser potencialmente peligrosos.
No hay que olvidar que un 25-30% de los pacientes se automedica y, en muchos casos, desconocen los riesgos que suponen los medicamentos sobre la capacidad para conducir. Un consumo injustificado, un consumo incorrecto respecto a las dosis o una duración excesiva del tratamiento, son factores que facilitan posibles efectos tóxicos de los fármacos.
Medicamentos que interfieren en la capacidad de conducción
Entre los medicamentos con mayor efecto negativo sobre la conducción se encuentran las benzodiacepinas (usadas para la ansiedad, el insomnio y otros estados afectivos), tomadas justo después de haber consumido alcohol.
Los principales grupos de medicamentos que interfieren con la capacidad de conducción son:
- Tranquilizantes e hipnóticos
- Antiepilépticos
- Hipoglucemiantes (los usados para bajar el azúcar en sangre)
- Analgésicos
- Antihistamínicos
- Antidepresivos
Consejos a tener en cuenta antes de conducir
- Sigue siempre las instrucciones del médico y del farmacéutico sobre cómo usar la medicación: utilízala en la dosis y durante el tiempo que se te ha indicado.
- Tomar alcohol y medicamentos conjuntamente puede incrementar sus efectos adversos (mayor sedación y somnolencia, pérdida de reflejos…) e influir más negativamente sobre la capacidad de conducción.
- Si debes conducir habitualmente, recuérdaselo al médico. Él tratará de encontrar la medicación que menos interfiera en tu conducción.
- Si tienes alguna duda sobre la medicación que estás tomando y observas que ésta interfiere en tu capacidad de conducir, díselo a tu médico.
- Procura conocer cómo reaccionas ante la medicación que tomas. Si ésta influye en tus reflejos y capacidad de concentración, te produce excesiva somnolencia, etc. , indícaselo al médico y evita conducir.
- La reacción ante los medicamentos es más evidente en los primeros días de tratamiento, en especial durante las primeras horas después de su ingesta.
- Recuerda que los fármacos que pueden afectar a la conducción llevan un símbolo en el envase.Con este símbolo de un coche en un triángulo de alerta, se avisa de posibles riesgos. El mensaje es “Conducción: ver prospecto”.