Sentarnos a comer con familia o amigos y que nadie se mire a los ojos… Viajar en tren, metro o autobús y que resulte excepcional encontrar a alguien que no esté ensimismado mirando el móvil. Hoy en día, ni los mayores son ajenos a la poderosa atracción de los dispositivos móviles.
Son tantas y tan variadas las posibilidades de ocio y trabajo que ofrecen los móviles, que resulta difícil no sentirse atraído por la música, los juegos, aplicaciones para organizarnos o las redes sociales. Pero ¿hasta qué punto el uso continuado de estos dispositivos entra dentro de “lo normal” y cuándo podemos pensar que existe un problema de adicción? Para Francisco Javier López, coordinador médico de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Hospital Universitario de Torrevieja, “para considerar adictiva una sustancia o una conducta debe cumplir tres criterios mínimos: El uso es continuo, va in crescendo y aporta profundo malestar cuando se interrumpe”.
Nuestro experto alerta de que en un entorno de “revolución digital constante” y personas de todas las edades haciendo uso de los móviles en su día a día “los adolescentes son más vulnerables” a una dependencia excesiva de estos dispositivos. De hecho, algunos profesores se encuentran con verdaderos problemas de falta de sueño y concentración en adolescentes que no descansan suficientemente por la noche porque se acuestan tarde viendo vídeos en su móvil, mandando mensajes o interactuando en sus redes sociales favoritas. “Otra señal de alerta se produce cuando se abandonan actividades y deberes porque el movil ha cobrado un protagonismo excesivo”, asegura el doctor López.
Para la doctora Magdalena Mateo, responsable de la UCA del Hospital Universitario del Vinalopó, los principales peligros del abuso del móvil, sobre todo entre adolescentes son “que se aíslen y puedan llegar a perder el contacto directo y personal con otros jóvenes y con su familia o que dejen de lado otros intereses que sí tenían antes de disponer de móvil”.
La doctora Mateo asegura que un síntoma claro de que existe una adicción es que “el móvil pasa de ser lo más prioritario a lo único prioritario”.
¿Y cómo podemos prevenir estos peligros? Para los expertos consultados por YoSalud es muy importante aprender a responsabilizarnos del uso y control de los tiempos de los dispositivos móviles. Todos los dispositivos y muchas de las apps más utilizadas incorporan mecanismos que calculan el uso semanal o mensual que hacemos de todo el dispositivo o de aplicaciones en concreto. Es importante, por tanto, educar ese “autocontrol” para ser consciente de cuánto más (o menos) utilizamos una aplicación o el teléfono en general para ser capaces de moderar el uso cuando detectamos un incremento importante.
Si el problema se nos va de las manos, el coordinador médico de la UCA del Hospital de Torrevieja recomienda acudir a un especialista. “Cuando consideramos que un paciente ha desarrollado un Trastorno adictivo (leve, moderado o grave), personalizamos el abordaje, seguimiento y tratamiento con lo que denominamos Rehabilitación Cognitiva o Terapia cognitivo-conductual en las UCAS correspondientes, que están dotadas de psicólogos”. En casos más graves, añade, se plantea el tratamiento conjunto con las Unidades de Salud Mental Infantil. La doctora Mateo explica que en el Hospital del Vinalopó se apoyan en el programa FARO para adolescentes de Proyecto Hombre “para ofrecer una atención completa y experta en este tipo de adicciones”. Y la coordinadora de la UCA del Vinalopó añade: “Es muy importante hablar y tratar con los padres, que tienen que aprender a poner límites en casa y manejar la situación antes de que un caso derive en un problema grave”.