“La piel tiene memoria” no es una frase hecha más. Es real. “La exposición solar en la edad pediátrica es uno de los factores de riesgo más importante para el desarrollo de lesiones malignas en la edad adulta”, aseguran con contundencia Irene Latour, dermatóloga del Hospital Universitario del Vinalopó. Y no solo eso. “Las quemaduras que se producen por el sol en la primera etapa de la vida suponen un daño a nivel celular que también produce manchas y arrugas.
Para Gonzalo Ros, jefe del Servicio de Pediatría de este mismo hospital, gestionado por el grupo sanitario Ribera, “es importante ser conscientes y hacer conscientes a nuestros hijos de que es peligrosa la exposición prolongada y sin protección al sol entre las 12 y las 4 en verano, aunque sea la hora típica de bajar a la playa o la piscina”. De hecho, añade, no es recomendable ni para adultos ni para niños”. Las horas del día en que nos exponemos al sol nosotros o a nuestros hijos o la importancia de ponerse la protección entre 15 y 30 minutos antes de salir de casa son consejos que todos deberíamos aplicarnos, independientemente de la edad.
Sí que inciden ambos profesionales en la importancia de diferenciar entre tres grupos de edad con respecto al tipo de barrera física o la crema protectora a utilizar. La doctora Irene Latour diferencia tres grupos:
- Menos de seis meses. Al igual que el doctor Ros, considera que los bebés menores de seis meses no deben estar expuesto directamente al sol en ninguna circunstancia, ni siquiera usando gorras y camisetas. Tampoco cremas. “No recomendamos el uso de cremas protectoras en estas edades porque por muy buena que sea la crema, la piel de los bebés, muy inmadura, puede absorber algunos componentes que no son recomendables.
- Entre seis meses y 3 años. Para estos niños tan pequeños es importante utilizar protecciones físicas, como gorros, camisetas, sombras y sombrillas. Pero también cremas solares. Y aquí la doctora Latour es muy clara. “Debemos utilizar cremas con filtros físicos, es decir, aquellas que hacen una película de protección sobre la piel y rebotan la radiación, impidiendo que penetre en la piel”, asegura. De esta forma, el organismo no tiene que eliminar la crema porque se forma una especie de película protectora que no penetra. Solo tienen la pega de la comodidad. “Es verdad que son las menos agradables, las pringosas, las blancas que cuesta extender, pero son las más efectivas y las más recomendables para este grupo de edad”, añade.
- A partir de los 3 años hasta la adolescencia. En esta edad, ya se pueden utilizar cremas con fatores de protección altos y filtros químicos. Para el jefe de Servicio de Pediatría “en los niños siempre es recomendable utilizar un factor de protección 50 o más, y para el resto, siempre más de 30”. La doctora Latour añade que, si nos gustan las cremas con filtro físico, las blancas, se puede seguir todo el tiempo que se quiera. “Pero como a partir de estas edades ya es más difícil ponerles la crema, las que llevan filtros químicos, en spray y fáciles de extender son más cómodas”, añade.
Por otro lado, tanto el doctor Ros como la doctora Latour insiste en la importancia de volver a poner crema a los niños a las dos horas. No basta con ponerles o ponernos crema una vez y ya está. Más aún, añaden, cuando se dan o nos damos un baño. “Muchas cremas están preparadas para aguantar después del baño, pero si es un baño muy prolongado, también es conveniente volver a aplicar la protección”, asegura la doctora Latour.
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Muy interesante