Nadie ha dicho que trabajar en equipo sea fácil. Los profesionales de la salud, al igual que ocurre con otras profesiones, deben lidiar muchas horas al día con caracteres distintos, y a veces totalmente contrarios. Su trabajo, además, tiene como valor añadido el componente emocional. Diariamente viven alegrías y satisfacciones pero, al mismo tiempo, presencian el sufrimiento de los pacientes y sus familiares. Si este aspecto no es considerado por la organización, es muy difícil que ambas partes puedan unirse y formar un todo que lleve al hospital y a los centros de salud por el buen camino, porque el clima laboral influye en la satisfacción y, por lo tanto, en la productividad y en la calidad del trabajo realizado.
Los directivos de las organizaciones sanitarias implantan los sistemas de gestión que proporcionan -o no- las herramientas adecuadas para que haya un ambiente de trabajo propicio, pero su misión pasa también porque ese ambiente favorable se mantenga en el tiempo y vaya mejorando cada día mediante la inserción de nuevas prácticas para evitar el desgate profesional. Para ello, es importante medir periódicamente el clima que se respira mediante la realización de encuestas a los trabajadores, para garantizar el cumplimiento de los objetivos fijados por la organización.
Recientemente el Hospital de La Ribera ha hecho públicos los datos de la encuesta de clima laboral 2013-2014 elaborado por el Instituto Universitario de Investigación en Psicología de los Recursos Humanos, del Desarrollo Organizacional y de la Calidad de Vida Laboral (IDOCAL), de la Universitat de València. En ella han participado 754 trabajadores.
Según el cuestionario, los trabajadores han puntuado con un 4,38 sobre 6 su satisfacción laboral, esto es, las compensaciones salariales, el ambiente físico donde se realiza el trabajo, los medios de los que disponen, las relaciones con los compañeros o con la supervisión directa, entre otras. Asimismo, han valorado con un 3,98 puntos la coordinación entre la Atención Primaria y la Atención Especializada dentro del propio Departamento de Salud. Sobresale la reducción, en un 8,64% con respecto a la encuesta de 2011 y un 22,92% con respecto a la de 2008, la propensión de los trabajadores a abandonar o cambiar de puesto de trabajo en la empresa. En definitiva, los empleados han aumentado su satisfacción en 16 puntos porcentuales en los últimos seis años.
Por su parte, los resultados de las encuestas de los Departamentos de Vinalopó y Torrevieja también reflejan un mayor compromiso de los profesionales con la organización: el 78% califica como alta o muy alta su satisfacción por pertenecer a la organización, el 93% recomendaría trabajar en ella y el 74 % afirma estar satisfecho o muy satisfecho con el ambiente laboral. De las cifras sobresale que un 72% se siente satisfecho o muy satisfecho con las condiciones laborales, y tan sólo un 5% tiene un nivel bajo de satisfacción.
Es bien sabido que las encuestas de clima laboral son una excelente herramienta para medir el pulso de una organización. Y a partir de los datos obtenidos, parece difícil creer que este modelo de organización, respaldado por los profesionales y con el que los profesionales se sienten tan identificados, sea ese modelo en el que “predominan los criterios económicos sobre los asistenciales”, tal y como se empeñan en repetir periódicamente determinados colectivos con esa falta de rigor, y datos objetivos que acompañan normalmente este tipo de informaciones. ¿O hay quien todavía puede creer que un profesional sanitario que ha hecho un juramento de compromiso y responsabilidad hacia sus pacientes podría trabajar en una organización que permitiera esas prácticas? Pero una vez más, y ya van 16 años, hay quien piensa que por repetir una mentira mil veces esta acabará siendo verdad.