Médicos, enfermeros, auxiliares, administrativos, personal de Servicios Centrales y de limpieza de nuestra organización son personas especiales que comparten valores excepcionales y una vocación de servicio público encomiable
Nuestros héroes en los tiempos del COVID19 llevan un “pijama” o uniforme de hospital. Usan gafas o viseras, no antifaces. Y una mascarilla oculta su eterna sonrisa. Pero son muy valientes. Y como no tienen súper poderes, es imprescindible ayudarles a protegerse. Para Ribera Salud garantizar el bienestar de sus profesionales es prioritario siempre, y con más razón en estas circunstancias extraordinarias. La central de compras del grupo ha seguido trabajando con sus proveedores habituales, a contrarreloj y con un gran esfuerzo, para que todos nuestros héroes contaran con su “capa”. Porque es muy importante ofrecer una asistencia sanitaria de calidad, pero también con la máxima protección posible a toda la plantilla. Todo ello ha permitido que contemos con un índice muy bajo de profesionales contagiados en los centros de Ribera Salud.
“No soy especial, soy una más de este hospital lleno de profesionales maravillosos y comprometidos. Somos una gran familia”, asegura Cuca, administrativa que se ocupa de las llamadas y la agenda de los pacientes oncológicos del Hospital de Día del Vinalopó. Pero sí que es especial. Porque cada profesional de nuestra organización lo es siempre, pero aún más estos días. Francisco, neumólogo del Hospital Universitario de Torrejón, explicó muy bien el sentimiento de los profesionales de los centros de Ribera Salud en la Cope: “Cada uno de nosotros es una herramienta bien engrasada y formamos un gran equipo”. Todos nuestros profesionales tienen una vocación de servicio público ejemplar.
María, residente de tercer año de Medicina Interna del Hospital Universitario de Torrevieja, afronta este “golpe de realidad” con una madurez y buen ánimo que son todo un ejemplo pese a su juventud. Algo parecido les pasa a Celina, Isabel, Ismail y Carla, residentes en el Hospital Povisa, de Vigo. Su “bautismo de fuego”, como bautizó el Faro de Vigo la historia de su rápida inmersión laboral es una experiencia que, sin duda, marcará su vida. “Estamos aprendiendo muchísimo. Estar en primera línea ante el COVID es algo que contaremos a nuestros nietos”.
El personal de Mantenimiento y de servicios como Limpieza, Seguridad o Cocina de todos los centros de Ribera Salud también se están dejando la piel estos días con su trabajo diario. Sin ellos, la maquinaria hospitalaria no funcionaría y la adaptación de las instalaciones y procedimientos a la crisis del COVID19 tampoco hubiera sido posible. Sheila y Rebeca, profesionales de Povisa, lo han reflejado en un vídeo dedicado al personal de hostelería de nuestro hospital en Vigo. Para ellas la clave del sentimiento que transmiten sus compañeros de estos servicios se resumen en una frase muy motivadora: “Si puedes mantenerte positivo en una situación negativa, ganarás”.
El valor del compromiso en nuestros profesionales
Más que positivo ha sido desde el principio José Manuel, enfermero de Hospitalización del Hospital Universitario del Vinalopó, por ejemplo, que viendo cómo preparaban la planta contigua a la suya para la llegada de pacientes con COVID19 se ofreció voluntario. “No me arrepiento, lo volvería a hacer”, asegura. Porque se hizo enfermero “para cuidar y curar a los más débiles y desprotegidos… ¿y quién hay más necesitado que una persona enferma?”. Francisco, neumólogo de Torrejón, insiste en la importancia de humanizar siempre el trato con los pacientes, pero aún más en tiempos del COVID19, porque las personas ingresadas apenas ven las caras de quienes les atienden, con los trajes, las mascarillas y las gafas y pueden perder la referencia humana, el brillo de los ojos de quien les atiende, de quien les cuida, de quien se deja la piel para que se curen. “Además de pacientes, son seres humanos y buscan cercanía, buenas palabras, alegría y esperanza”, asegura.
Como el de los miles de profesionales de los hospitales de Ribera Salud, la entrega de nuestros profesionales es generosidad en estado puro.
Simón trabaja en Admisión de Urgencias del Hospital de Torrevieja, se ofreció a hacer turnos extra y se ha implicado al máximo para garantizar que el servicio funcione a la perfección. Es diabético y tiene asma, pero también es un deportista consumado y cree que “las barreras nos las ponemos nosotros”. Sin duda, es un ejemplo de superación. No hace ni seis meses, él y su familia fueron víctimas de la DANA que asoló la comarca de la Vega Baja. Pasaron dos días en un albergue. Pero él le quita importancia. “Tuve suerte, el hospital se portó fenomenal conmigo en aquel momento y creo que en esta situación tan dura yo tenía que responder y ayudar desde la Admisión de Urgencias a los ciudadanos que llegan preocupados y nerviosos al hospital”, asegura. Francisco, desde Torrejón, piensa lo mismo: “Ver al médico animado, a las enfermeras diciéndote que vas a salir adelante es muy importante siempre, pero más en una situación como la que estamos viviendo”.
Para Cuca, el ejemplo de superación de los pacientes oncológicos con los que trata es el motor que le lleva a dar “lo mejor de mí misma estos días”. Por ellos, asegura, no ha querido cogerse días libres ni entrar en los turnos. “Si ellos superan sus miedos para venir al hospital a continuar con sus tratamientos, tengo que estar aquí para atenderles o recibir sus llamadas y las de sus familiares” a quienes, asegura, echan mucho de menos en el Servicio. Mari Cruz, responsable de la UCI de Torrejón, reconoció en la Ser un sentimiento que seguro que está bastante extendido entre los profesionales de Ribera Salud que se están dejando la piel en esta crisis sanitaria mundial. “Estamos cansados física y emocionalmente pero seguimos en primera línea y, sobre todo, estamos muy orgullosos de poder ayudar a todos los pacientes que nos necesitan”. Para Mari Cruz, como para todos nuestros profesionales, “los finales de guardia con pacientes salen de la UCI a planta y las altas nos hace coger fuerza para seguir cada día”.
Separarse de la familia como “protección”
Sí, todos ellos son únicos pero comparten valores excepcionales que les llevan a incluso a renunciar a ver a su familia como consecuencia de esta crisis sanitaria. Paqui es auxiliar de Enfermería en el Vinalopó y tiene una bebé de 16 meses a la que ha mandado a vivir con su hermano y un marido que se ha trasladado a la “casita del campo, aunque no está demasiado acondicionada”. No quiere arriesgarse a que se contagien porque a ella le gusta el trabajo “a pie de cama”. Cree que está “en el mejor lugar posible para ayudar a los pacientes COVID, porque solo nos tienen a nosotros, sus familias no pueden acompañarles”. Así que respira hondo, echa de menos a su niña cada minuto y hace videollamadas. “Mi familia ahora es el Vinalopó. La mía está bien cuidada y tengo que ocuparme de quien más me necesita”, añade.
Algo parecido le pasa a Catalina, enfermera en Povisa que, como otros seis compañeros de nuestro hospital en Vigo, lleva días alojada en la sede del Celta de Vigo, en las mismas habitaciones que hasta hace un mes ocupaban los canteranos de este equipo, tal y como relata el diario Atlántico. “Para lo que ha hecho el Celta, no hay palabras suficientes de agradecimiento. Llevo semanas conviviendo con mi familia después de muchas horas de trabajo y tengo un niño que es población de riesgo”. Catalina asegura que separarse de su familia, como en el caso de Paqui, no ha sido nada fácil. “No es por comodidad. Es por seguridad”, asegura. Y es que se pasaba su tiempo de descanso en casa también con la mascarilla puesta.
Situaciones similares se viven a diario en todos nuestros hospitales. Porque nuestros profesionales se entregan en cuerpo y alma al trabajo pero también tienen una vida personal y una familia que en mayor o menor grado se ha visto afectada por los cambios en los protocolos, las medidas de seguridad y la intensidad de las jornadas de trabajo de estas últimas semanas. Todos ellos y sus familias son muy conscientes de que el personal de nuestros hospitales está en la primera línea de la batalla contra un virus del que aún no se sabe todo.
Jose e Igor son médicos de Urgencias del Vinalopó y Torrevieja respectivamente. Ambos tienen a su mujer embarazada e Igor, además, una niña pequeña. Y por eso han decidido trasladarse para evitar, en la medida de sus posibilidades, que el virus llegue a sus casas. A ninguno le resulta fácil separarse de sus seres queridos, como les pasa a Paqui, Catalina y otros tantos profesionales… pero su vocación de servicio público es uno de esos valores excepcionales que ellos han puesto aún más en valor estos días. Igor, que es Internista y está en Observación de Urgencias tiene claro que aún tardará en ver a su familia. “Cuando pase todo, esperaré otras dos semanas para estar seguro de no llevar el bicho a mi casa”. José Manuel tiene a toda su familia en Albacete y Guadalajara, no les ve hace un mes y no puede evitar preocuparse (su suegro está en la UCI). Pero “tanto ellos como yo sabemos que mi sitio está aquí. Cuando esto acabe, nos abrazaremos más fuerte que nunca”.
Volcados con los pacientes, sus familias y los compañeros
Todos viven ahora volcados en sus pacientes. María cuenta que llama a las familias todos los días. “Los pacientes llegan asustados, pero sus familiares lo están casi aún más“. “A mí me gustaría que lo hicieran conmigo si quien estuviera ingresado fuera mi abuelo. No me cuesta nada y ellos se quedan más tranquilos después de cada conversación”. Y José Manuel da conversación a sus pacientes, pero sobre todo les escucha. “No quiero que se sientan solos”.
Laura es ex jugadora del Celta de baloncesto, delegada del club y también auxiliar de enfermería en Povisa. Estos días ha salido en varios medios de Comunicación por su trabajo en la que ella llama “la UCI de la esperanza”. Reconoce que “alguna lagrimilla me ha caído” pero añade que “es un orgullo” porque es importante que los profesionales muestren sus sentimientos. “Me emociono bastante, pero siempre intentamos ser positivos”. Para los pacientes es importante que se perciba su buen estado de ánimo.
Los profesionales de nuestros hospitales pone también en valor el enorme sacrificio y la gran ayuda que es en estos momentos el sentido de la responsabilidad entre los ciudadanos, que han reducido su presencia en servicios como los de Urgencias para permitir, así, que puedan atenderse mejor los casos realmente graves y también a los enfermos COVID. Idoia, médico de Urgencias de Povisa, lo ha resumido muy bien en un vídeo que circula en las redes sociales. “Agradecemos mucho la colaboración ciudadana para no saturar los servicios de Urgencias. Entre todos, ganaremos la batalla al virus”.
Como ya hemos contado, también se vuelca con su trabajo el personal de Servicios Centrales, Mantenimiento y Limpieza de todos los hospitales. María José, encargada de la limpieza de exteriores, ascensores y escaleras del Vinalopó, asegura que como sus compañeras “ahora más que nunca intento hacer mi trabajo aún mejor, repaso todos los rincones y aprovecho que hay menos personas en los ascensores y las zonas comunes para limpiar y desinfectar más. También es mi hospital y estoy muy orgullosa de mi trabajo”. También son equipo. “Nos apoyamos mucho los unos a los otros. Somos una gran familia”.
Otro testimonio que pone en valor ese gran trabajo en equipo que se realiza en los hospitales de Ribera Salud, el compañerismo y la ayuda mutua nos lo da Conchi, enfermera de la UCI en Torrejón. Aunque estaba asintomática, le diagnosticaron una neumonía y estuvo de cuarentena en casa. Así que junto a Ana, Ariana y José Manuel, que también estaba de baja aunque en este caso por paternidad, decidió aprovechar la cuarentena para organizar sesiones de formación online destinadas a compañeros que se incorporaron a Torrejón procedentes de otros hospitales del grupo y también desde otros servicios del propio hospital para ayudar. “Me encontraba bien y sentía que tenía que hacer algo para ayudar a todos los que venían a ayudarnos a nosotros”, asegura Conchi. Así que entre los cuatro organizaron sesiones virtuales de cuidados básicos para pacientes críticos, el programa informático que utilizan, técnicas de depuración extracorpórea y mucha mucha bibliografía. “No podíamos hacer el plan de acogida que normalmente organizamos por la carga asistencial pero también por seguridad, pero sí que podíamos ayudarles de esta forma y de paso agradecerles su implicación”. Porque Conchi asegura que la llegada de compañeros procedentes de Torrevieja, Vinalopó y Vigo ha sido durante semanas fundamental. “El apoyo de Ribera Salud y la predisposición de todos los que han venido a Torrejón a ayudarnos ha sido espectacular y todos se han adaptado y nos hemos ayudado mutuamente desde el principio”.
Y sí. Los trabajadores de los hospitales viven momentos duros pero también muy felices. José Manuel cuenta cómo un paciente que se iba de alta dejó un mensaje “que nos da fuerzas para continuar”. “A partir de esta noche a las 20 horas, será una alegría para mí poner cara a mis aplausos. Muchas gracias”.