La Inteligencia Artificial (IA) es un término utilizado para describir el uso de tecnologías que simulan el comportamiento y pensamiento crítico del ser humano. Aunque la investigación para la aplicación en el sector sanitario de estas técnicas se realizado durante décadas, en 2016 la mayor parte de la inversión en IA se destinó a la investigación en el sector de la salud. La aplicación de la IA en medicina supondría un impacto significativo en la atención al paciente y la toma de decisiones clínicas.
Un ejemplo de IA es el programa Google Translate, que puede traducir automáticamente voz y texto a multitud de idiomas. Esta aplicación utiliza un algoritmo basado en el aprendizaje automático, una técnica de IA que está programada para aprender de un conjunto de problemas resueltos. Este enfoque no necesita la comprensión de la gramática o la sintaxis y permite al algoritmo la traducción de cualquier idioma.
Las tecnologías basadas en la IA ya se están aplicando en varios aspectos de la atención médica, pero se necesita más investigación para alcanzar el máximo potencial de la IA en aplicaciones clínicas. El análisis automatizado de imágenes médicas es un área en la que la IA puede aportar un gran valor, ya que el análisis manual de estas imágenes consume muchos recursos y puede estar sujeto a la subjetividad del observador. Las futuras aplicaciones de la IA en el sector sanitario podrían estar enfocadas al análisis de datos clínicos de los registros electrónicos de salud (EHRs). Los EHRs contienen grandes cantidades de datos de pacientes de una forma estructurada así como en texto libre.
La IA en la atención médica se encuentra en constante evolución, pero es importante proceder con responsabilidad. A medida que avanza, surgen preguntas en cuanto al consentimiento del paciente, privacidad y confidencialidad. Cada vez será más necesaria una reglamentación para garantizar que las herramientas se utilicen de manera adecuada y ética.
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