- La oftalmóloga de este hospital, Naira Huertas, asegura que la alta radiación solar en verano y el cloro de las piscinas pueden provocar queratitis actínica tras una exposición prolongada y sin protección, queratitis infecciosa, así como degeneraciones conjuntivales, afecciones en la retina y conjuntivitis irritativa.
El verano ha llegado este año casi de repente, después de al menos dos meses de confinamiento y con una parte de la población temerosa de contagiarse por el coronavirus, que sigue provocando lo que de momento son pequeños rebrotes pero que nadie es capaz de aventurar hasta dónde llegarán. Sin embargo, son cada vez más los especialistas que alertan sobre las consecuencias que este miedo puede provocar en otros aspectos de la salud, como en la salud ocular, si los ciudadanos no retoman los chequeos y revisiones periódicas. En este sentido, en el hospital Ribera Santa Justa, perteneciente al grupo Ribera Salud, se han tomado todas las medidas de seguridad y protección, con protocolos específicos anti-COVID19, que garantizan la seguridad de profesionales y pacientes.
Es en este contexto en el que la oftalmóloga Naira Huertas, recomienda un examen exhaustivo de salud ocular para valorar posibles afecciones oculares post-confinamiento, para prevenir lesiones ocasionadas por el sol y el cloro y especialmente, para controlar a la población “de riesgo”. Porque “si en general no está de más que de vez en cuando realicemos alguna revisión, lo que es seguro es que deberían hacerlo de manera periódica personas con degeneración macular asociada a la edad, glaucoma (tanto el paciente con sus familiares de primer grado), pacientes con defectos de refracción como la miopía y la hipermetropía, diabéticos, hipertensos, aquellos con patologías corneales (como el queratocono) y con problemas de superficie ocular como los que presentan sequedad, queratitis o conjuntivitis”, asegura la especialista de Ribera Santa Justa, que pasa consulta en este centro sanitario todos los lunes y jueves.
Y es que en verano la alta radiación solar y el cloro de las piscinas pueden provocar lesiones importantes en los ojos, que debe controlar un especialista. La queratitis actínica es una de las lesiones más habituales en esta época del año “y se produce tras una exposición prolongada y sin protección al sol, provocando dolor, ojos rojos, lagrimeo y fotofobia, aunque los efectos suelen desaparecer en uno o dos días”, según explica la doctora Huertas. Son habituales también las degeneraciones conjuntivales como el pterigium (comúnmente conocido como “uña”) o la pingúecula. “Se trata de un crecimiento anormal no maligno de la conjuntiva sobre la córnea (en el caso del pterigium) o sólo una zona de elevación conjuntival (en el caso de la pingúecula) y se produce sobre todo por la exposición solar y en personas que realizan actividades al aire libre”, según explica la oftalmóloga de Ribera Santa Justa y que puede producir sequedad ocular con producción de úlceras corneales, sensación de cuerpo extraño y problemas de refracción.
La doctora Huertas advierte también de afecciones en la retina, especialmente en el área macular y en el cristalino como consecuencia de la exposición prolongada a los rayos solares sin protección, acelerando por ejemplo el proceso de formación de cataratas. Por ello, advierte, “es fundamental durante el verano el uso de gafas de sol con filtro de radiación ultravioletas homologados, y conjuntamente o en su defecto, el uso de gorros o gorras con visera”.
Cuidado con el cloro y el aire acondicionado
Y advierte sobre el peligro del cloro de las piscinas si no se utiliza la protección adecuada para los ojos. “El cloro se utiliza como agente desinfectante en las piscinas y el exceso de éste o simplemente su presencia en el agua, puede producir en algunas personas irritación conjuntival tras 30-40 min del baño, provocando una conjuntivitis irritativa”, explica la oftalmóloga de Ribera Santa Justa. Mención destacada hace esta profesional del grupo Ribera Salud sobre el riesgo que tienen las personas que usan lentes de contacto de contraer una queratitis infecciosa. “El agente causal más grave es la Acanthamoeba por la facilidad con la que prolifera en el agua de las piscinas”, asegura.
Además, la especialista de Ribera Santa Justa advierte sobre el efecto en nuestros ojos del aire acondicionado que, aunque imprescindible durante los meses de verano, “produce sequedad ocular que se traduce en molestias diarias continuas, empeorando nuestra calidad de vida”. Para evitarlo recomienda usar lágrimas artificiales con ácido hialurónico y vitaminas que ayuden a nuestra película lagrimal a permanecer en la córnea durante más tiempo, minimizando los efectos indeseables de la sequedad ocular o incluso haciéndolos desaparecer.
Así lo han recogido los medios: Entérate Extremadura y Nuestra Comarca