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    Verano con adolescentes y sus emociones: empatía, escucha activa, comunicación asertiva y contagiar alegría

    • La película Inside out 2 da un protagonismo a las emociones que los especialistas en Salud Mental confirman: “Todas las emociones tienen un papel importante en nuestra vida, para conectar con nosotros mismos, con los demás y hacer frente al entorno: no son buenas ni malas, ni positivas ni negativas”.
    • Mónica Villar, psicóloga infantil y neuropsicóloga clínica del hospital Ribera Povisa, recuerda que en la adolescencia “los cambios físicos y de ánimo son muy rápidos” y que es importante facilitar recursos “para regularlas en intensidad y que influyan positivamente en la conducta”.

    La convivencia con un adolescente no siempre es fácil. En verano, ajenos a rutinas y entornos en general más controlados, las relaciones en las familias de los más de cuatro millones de adolescentes entre 12 y 18 años que hay en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), pueden plantear algunos retos. Mónica Villar, psicóloga infantil y neuropsicóloga clínica del hospital Ribera Povisa (Vigo) da cinco claves para intentar superar con éxito y paz familiar estas vacaciones: empatía, escucha activa, comunicación asertiva, propiciar momentos de alegría y complicidad y aprender de los errores.

    “La adolescencia es un tiempo de desafíos, crecimiento y cambios, físicos y hormonales, que ayudan a construir la propia identidad”, explica Mónica Villar, quien añade que esos cambios “modifican el estado de ánimo de los adolescentes de forma muy rápida, y eso se refleja en emociones intensas y un comportamiento variable”. El consejo básico de esta especialista a las familias es “reconocer y aceptar que nuestros hijos e hijas han crecido y su mundo se ha ampliado más allá de la familia”. A continuación, añade, los padres “deberíamos hacer una reflexión sincera de cómo reconocemos y gestionamos nosotros las emociones y ayudarles a entender que todas las emociones tienen un papel importante en nuestra vida, para conectar con nosotros mismos, con los demás y hacer frente al entorno”. Películas como Inside Out 2, estrenada el pasado mes de junio, ponen el foco en la validación y reconocimiento de todo tipo de emociones.

    La psicóloga infantil y neuropsicóloga clínica del hospital Ribera Povisa, recomienda que, para ayudar a los adolescentes, “que viven cambios físicos y de ánimo muy rápidos, a veces imprevisibles, mediatizados por la aprobación de amigos, la exigencia académica, enamoramientos o cambios familiares, es importante trabajar las siguientes habilidades:

    • Empatía: reconocer que, para nuestro hijo e hija, adaptarse a los cambios físicos y sociales a los que tiene que hacer frente no es fácil. Hacerle saber que respetamos su proceso pero que también nosotros, como adultos, podemos cometer errores al acompañarlo y que él también tiene que respetar el nuestro.
    • Practicar la escucha activa: hacer saber que le escuchamos, queremos saber lo que le preocupa y lo que hace. Y por eso le preguntamos, porque es una persona importante para nosotros. Evitar comparar nuestra situación con la de ellos porque estamos en momentos evolutivos distintos. 
    • Comunicación asertiva: validar las emociones, tener en cuenta que en estos momentos da mejor resultado conversaciones breves, con un único mensaje que brille por encima de los demás.
    • Recordar que los errores son oportunidades para aprender. Los corregimos y aplicamos medidas proporcionales, teniendo en cuenta las características del adolescente y la situación familiar concreta.
    • Propiciar momentos de alegría y complicidad en lo cotidiano. Si queremos fomentar el pensamiento positivo, agradecer en voz alta, suele ser un buen recurso.

    La especialista del grupo sanitario Ribera recuerda que reconocer y validar las emociones es importante también en los adultos. “Son una respuesta del organismo ante un estímulo, un suceso o un cambio en nosotros mismos o en nuestro entorno, y nos dan información sobre cómo estamos, cómo nos sentimos y cómo percibimos lo que pasa a nuestro alrededor”, explica. “Las emociones no son buenas ni malas, ni positivas ni negativas”, explica, pero añade que “lo que puede ser agradable o desagradable son las sensaciones que producen esas emociones en base a cómo impactan en las relaciones con amigos, familia o estudios”.

    Por eso, concluye, es importante “trabajar recursos para reconocer y regular las emociones en intensidad y ayudar a que influyan positivamente en nuestra conducta”.