Se les llama así a aquellas infecciones genitales ocasionadas por gérmenes adquiridos principalmente por vía sexual. Pueden variar desde infecciones que afectan únicamente los genitales como el herpes genital, hasta aquellas que ponen en peligro la vida como el VIH.
Especial atención merece la infección por virus del papiloma humano (HPV). El HPV es el agente causal de la práctica totalidad de los casos de cáncer de cuello uterino (CCU) y de sus lesiones precursoras. Un número limitado de genotipos de HPV es considerado de alto riesgo oncogénico, los HPV 16 y 18 explican el 70% de los cáncer de cuello uterino y otros 10 tipos (HPV 45, 31, 33, 52, 58, 35, 59, 56, 51 y 39) explican el 25-35% de los casos restantes. Sin embargo, más del 90% de las infecciones por HPV son transitorias y, por tanto, irrelevantes desde el punto de vista oncogénico.
En España, las nuevas recomendaciones desde el año 2014 de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia (AEPCC), la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP) y la Sociedad Española de Citología (SEC) han incluido la utilización de la prueba de HPV en mujeres mayores de 35 años, proponiendo dos posibles estrategias de cribado: combinación de citología y prueba de HPV (prueba conjunta o co-test) cada 5 años o citología exclusiva cada 3 años. Se espera que en un futuro esto ayude a prevenir la mayoría de los casos.