- La doctora Aránzazu García Peña, jefa del Servicio de Neurofisiología, apunta como ventajas de una siesta saludable la relajación, disminución de la fatiga, mejora del humor, del estado de alerta, de la memoria y de la capacidad de reacción
- Dormir demasiado tiempo o no lo suficiente por la noche puede aumentar el riesgo de diabetes, ansiedad u obesidad y podría estar relacionado con una alteración en el metabolismo de la glucosa
Vigo, 7 de agosto de 2023.- Uno de los alicientes de las vacaciones es la siesta de verano, ese descanso después de comer y la sobremesa con familia y amigos que los horarios de trabajo no suelen permitir. La doctora Aránzazu García Peña, jefa del Servicio de Neurofisiología del hospital Ribera Povisa (Vigo), tiene claro que las siestas “deben ser cortas”, en concreto, entre 10 y 20 minutos y, además, siempre que sea posible “mejor a primera hora de la tarde, en un ambiente tranquilo, sin luz y con una temperatura adecuada”. Este es el secreto de una buena siesta o una siesta saludable.
Porque sí, dormir por un breve espacio de tiempo después de la comida o almuerzo es beneficioso para la salud. “Las ventajas de tomar una buena siesta son la relajación, disminución de la fatiga, mejora del humor, del estado de alerta, de la memoria y de la capacidad de reacción”, asegura la doctora García Peña.
Sin embargo, no todos los perfiles ni grupos de edad tienen las mismas necesidades. “A medida que envejecemos, los patrones de sueño varían, el sueño es más ligero y cuesta más conciliar el mismo”, explica la especialista del hospital que el grupo sanitario Ribera tiene en Vigo. Y recuerda que los bebés hasta 12 meses necesitan dormir entre 12 y 16 horas por cada 24 horas; los niños de 1 a 2 años, entre 11 a 14 horas, incluyendo las siestas; los de 3 a 5 años, entre 10 y 13 horas, incluyendo siestas; los de 6 a 12, entre 9 y 12 horas por cada 24; de 13 a 18 años, de 8 a 10 horas; y los adultos, entre 7 y 8 horas por la noche.
De hecho, la doctora García Peña explica que hay personas que prefieren no hacer siesta o aseguran que no les “sienta” bien. “En ocasiones las siestas pueden tener algún efecto negativo, como un aumento de la somnolencia, con sensación de aturdimiento y cierta desorientación al despertarse. Y hay personas que, si padecen un problema de sueño como el insomnio, al dormir la siesta podría agravarse interfiriendo en el sueño nocturno”. Además, explica, “dormir durante el día se ha visto que puede estar relacionado con el aumento de ciertas enfermedades como la Diabetes tipo II y puede ser un signo de un trastorno de sueño, estar vinculado a enfermedades como narcolepsia o problemas mentales, la ingesta excesiva de alcohol y de ciertos fármacos”. Y en diversos estudios, explica, “se ha visto que dormir más de 8 horas puede conllevar un aumento de accidentes cardiovasculares”.
Dormir poco tampoco es sano. Según la neurofisióloga de Ribera Povisa, “puede dar lugar a depresión, dificultad de concentración, somnolencia diurna, cansancio constante, aumentar el riesgo de accidentes de tráfico y laborales, irritabilidad, dificultades de memorización y desorientación espacial”. Además, añade, “puede aumentar el riesgo de diabetes, ansiedad u obesidad debido a una alteración en el metabolismo de la glucosa, un aumento del apetito y disminución del gasto energético”.
“En resumen, para realizar una siesta saludable en verano ésta debe ser entre 10 -20 minutos de duración y a primera hora de la tarde con ambiente tranquilo sin ruidos ni luz y una adecuada temperatura de la habitación”, tal y como explica la doctora García Peña.