Es usted uno de los tres oftalmólogos mejor valorados de España ¿Qué supone un reconocimiento como éste?
Es todo un privilegio que, tanto los pacientes como los compañeros de profesión, reconozcan tu labor. Supone a la vez un reto y un estímulo para tratar de seguir mejorando día a día.
¿Qué es, en su opinión, lo que han valorado más los pacientes y sus compañeros?
En mi opinión, uno de los aspectos básicos de la satisfacción para el paciente es el trato, personal a la vez que cercano, que les podemos brindar en nuestras consultas. Asimismo, considero que es muy importante tratar de explicarles a los pacientes, con palabras que ellos puedan comprender, los motivos de su patología y el por qué del tratamiento que les estamos recomendando.
Acaba de comenzar su etapa en Povisa ¿Qué espera de este nuevo paso profesional?
Supone una nueva etapa profesional, la cual comienzo con ilusión para seguir mejorando. Me apasiona la patología vítreo-retiniana, y espero poder aportar todo mi conocimiento y entusiasmo a este centro. Agradezco que hayan podido adaptarse a mi forma de trabajar y espero que eso redunde en una atención de calidad para los pacientes. Todo cambio supone un aprendizaje, y espero seguir trabajando para que el servicio y la atención a los pacientes sea mejor cada día.
Me ha sorprendido muy gratamente el buen ambiente de trabajo que se respira en este centro. Agradezco sinceramente el trato familiar y la buena disposición que muestran el resto de compañeros y el personal ante mi llegada a este centro. En todos los centros se trabaja de forma un poco diferente, pero el hecho de incorporarme a Povisa lo he percibido como una incorporación muy fácil, y en eso tiene mucho que ver la actitud del resto de compañeros y personal.
Se habla mucho de tecnología 3D o el láser. ¿Cuáles son sus aplicaciones más interesantes en el ámbito de la oftalmología?
Las aplicaciones del láser en oftalmología son múltiples y variadas. Recordemos que la oftalmología fue la primera especialidad médica en incorporar la tecnología láser, aproximadamente en la década de 1970. En la actualidad, la tecnología láser se aplica para aumentar la precisión de las evaluaciones de múltiples aparatos diagnósticos (tales como la retinografía, tomografía de coherencia óptica, etc.), así como para realizar intervenciones para tratar enfermedades oculares como el glaucoma, retinopatía diabética, desprendimiento de retina; o para realizar cirugía refractiva (operación de miopía, hipermetropía o astigmatismo). Más recientemente se está utilizando para realizar cirugía de catarata.
¿Qué se entiende por visión artificial y cuál es el futuro que se le augura?
La “visión artificial” es un término popular que hace referencia a la estimulación sensorial de la retina por medio de unos implantes similares a unos “chips” que se anclan sobre la retina. Es un tipo de tecnología que está empezando a desarrollarse en los últimos años y que, a través de estos implantes, pueden devolver algo de visión a pacientes con enfermedades que afecten a las capas externas de la retina.
Este tipo de implantes, aprobado por la FDA americana y por la CE, puede devolver la visión a pacientes con enfermedades que afectan las capas externas de la retina. Aunque inicialmente se ha aprobado por la FDA americana y por la CE para la Retinosis Pigmentaria, ya han sido tratados con éxito pacientes afectos de enfermedad de Stargardt y podría usarse, en un futuro, en la degeneración macular asociada a la edad de tipo atrófico o seca.
Estos implantes reciben la información desde una cámara HD externa y a través de un procesador estimula directamente la retina interna, generando un estímulo visual en las vías ópticas y mejorando la visión en el paciente tratado. En concreto, el equipo dispone de una cámara de vídeo en miniatura ubicada en las gafas del paciente que capta una escena. El vídeo se envía a un pequeño ordenador que lleva el paciente donde se procesa. Estas instrucciones se transmiten de forma inalámbrica al implante retiniano. Una vez ahí, el chip convierte las señales en pequeños pulsos de electricidad que pasan por alto los fotorreceptores dañados de la mácula y estimulan directamente las células restantes de la retina, que transmiten la información a través del nervio óptico al cerebro, creando la percepción de patrones de luz.
Si bien en la actualidad todavía no puede beneficiar a muchos pacientes, supone un avance novedoso y abre una vía de investigación de cara al futuro para pacientes con afectación de las capas externas de la retina.
La degeneración macular asociada a la edad es uno de los problema de pérdida de visión más frecuente ¿Puede prevenirse? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Y el tratamiento?
La DMAE o degeneración macular es la causa más frecuente de disminución severa de la visión en el mundo occidental y afecta a personas mayores de 50 años. La enfermedad causa lesiones en la porción central de la retina llamada mácula. Ésta es la responsable de la visión central, necesaria para leer, conducir o ver la televisión.
La degeneración macular puede ser:
– Seca o atrófica: Constituye el 85% de todos los casos. Presenta una evolución lenta a lo largo del tiempo (años).
– Húmeda o exudativa: Se caracteriza por presentar nuevas formaciones de vasos sanguíneos que crecen debajo de la mácula. Estos vasos constituyen la denominada membrana neovascular. Su evolución es rápida (días/semanas) y compromete severamente la visión central.
La degeneración macular no produce dolor, sino que los pacientes refieren visión borrosa en la parte central de la visión, y/o visión distorsionada de las líneas rectas (metamorfopsia).
Los grandes avances en el tratamiento de la degeneración macular residen en el tratamiento de la forma húmeda o exudativa. Hasta hace unos años sólo disponíamos de tratamientos láser. Más recientemente las inyecciones intravítreas con factores antiangiogénicos han mostrado conseguir resultados superiores al láser para el tratamiento de la degeneración macular. Su acción bloquea la progresión de las membranas neovasculares. La media de inyecciones intravítreas de tratamiento al año es entre 5 y 6. Se trata de un tratamiento ambulatorio que no precisa ingreso. Actualmente, el 70% de los pacientes tratados consiguen no perder visión al año, y el 40% consiguen acabar con visiones por encima del 0,5, lo que implica la posibilidad de poder conducir.
El pronóstico visual de la DMAE exudativa sin tratamiento es malo. De ahí que un diagnóstico precoz sea clave para pode iniciar el tratamiento lo más precoz posible. En pacientes que ya han sufrido una DMAE exudativa en un ojo pueden tener un 50% de posibilidades de tener una membrana neovascular en el otro ojo, en función de las lesiones predisponentes que existan en el ojo contralateral. Por eso es importante controlar periódicamente y de cerca a este tipo de pacientes.