El Hospital Povisa lleva desde 2015 trabajando en la Unidad de Disfagia Orofaríngea, creada para detectar a pacientes con riesgo de sufrir las complicaciones de la disfagia, y para supervisar e indicar el tratamiento más adecuado en función de cada paciente.
En este post, Miguel Ángel López, jefe del servicio de Rehabilitación de Povisa, explica qué hay detrás de esta problemática y cómo está funcionando esta unidad pionera.
¿Qué es la disfagia?
Se trata de la dificultad para tragar producida por la alteración anatómica o funcional de las diversas estructuras que intervienen en la deglución. La disfagia no es, por sí misma, una enfermedad sino un síntoma común a muchas enfermedades que, de no tratarse, puede ser causa de malnutrición, deshidratación y/o sobreinfecciones respiratorias que empeoran la calidad de vida y aumentan la morbimortalidad.
¿Por qué se produce la disfagia?
Podemos encontrarnos con tres circunstancias:
Disfagia asociada a la edad: El envejecimiento produce cambios en la anatomía de la cabeza y cuello, al tiempo que modifica el funcionamiento fisiológico y los mecanismos neurales que controlan la función deglutoria. Hablamos, entonces, de presbifagia, las alteraciones en la deglución que se producen en ancianos sanos.
Disfagia asociada a enfermedades neurológicas: La disfagia aparece en muchas enfermedades neurológicas. De hecho, la disfagia se desarrolla en el 65% de los ictus agudos, hasta en un 61% de los traumatismos craneoencefálicos, o en el 89% de los casos de alzheimer. En otras enfermedades, como el parkinson, hasta en el 82%; en la esclerosis múltiple en un 34%. En la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) aparece en el 100% de los casos.
Disfagia asociada a enfermedades no neurológicas: En el desarrollo de cánceres de cabeza, cuello o tracto digestivo superior es habitual la aparición de disfagia por alteración de la anatomía y la fisiología de la faringe antes y tras el tratamiento quirúrgico y/o radioterapia.
¿Cuáles son las consecuencias de la disfagia?
Las alteraciones de la deglución ocasionan dos tipos de complicaciones. Por un lado, puede producirse la malnutrición, deshidratación o estreñimiento por el insuficiente aporte de nutrientes y de agua debido a una deglución ineficaz. Además, estas dificultades incrementando el tiempo que se dedica a las comidas y reducen la eficacia de la ingesta, ya que se cuenta con menos alimentos y se reduce también su variedad.
Por otro lado, la persona con disfagia puede sufrir complicaciones en las vías respiratorias. En este sentido, son comunes las neumonías aspirativas, producidas por la llegada de alimentos y secreciones digestivas y faríngeas a las vías respiratorias y los pulmones. En ambos casos, el efecto sobre la salud del paciente es devastador, poniendo en peligro su vida y, en ocasiones, acabando con ella.
A estas complicaciones ha de sumarse el deterioro de la calidad de vida de un paciente con disfagia, afectando directamente a su estado psicológico –con estados de ansiedad o depresión-. De hecho, en un estudio realizado sobre 360 pacientes con disfagia, hospitalizados o en residencias de cuatro países europeos, incluido España, se observó que, pese a que el 84% consideraban las comidas como una experiencia para disfrutar, sólo el 45% realmente lo hacía, mientras el 41% experimentaba pánico y ansiedad durante las mismas, y el 36% evitaban comer en compañía debido a la disfagia.
Y no sólo eso, pues la disfagia también supone una importante repercusión en el gasto sanitario. En este sentido, hay evidencia científica de que la disfagia es una de las causas tratables e infradiagnosticadas y responsable de numerosos reingresos hospitalarios. Ocurre así en los casos de ictus, donde se produce un alto número de reingresos por la complicación de neumonía por aspiración, siendo la causa más frecuente de rehospitalización en los 30 días posteriores, y contribuyen al 51% de todas las muertes de ictus en los 30 primeros días. En este sentido, el coste anual de la neumonía asociada al ictus en Estados Unidos ronda los 459 millones de dólares.
Así funciona la Unidad de Disfagia Orofaríngea del Hospital Povisa
El equipo de Otorrinolaringología, el Servicio de Rehabilitación –compuesto por foniatras y logopedas-, y el Servicio de Nutrición de Povisa ha comenzando a desarrollar una Unidad de Disfagia Orofaríngea, con el objetivo de minimizar las complicaciones asociadas a la disfagia, detectando a los pacientes en riesgo, estudiándolos y seleccionando el momento apropiado en el que se puede reintroducir la alimentación oral, desde las primeras horas de ingreso hasta que el paciente se encuentre de vuelta en su domicilio.
En este sentido, se ha elaborado un procedimiento pionero en Galicia para la asistencia a pacientes que sufren una patología aguda y riesgo de sufrir disfagia desde las primeras horas del ingreso. De este modo, se evita un posible reingreso por complicaciones derivadas de esta sintomatología, que, además, puede poner en riesgo su vida.
Ello implica una colaboración muy estrecha entre los todos los servicios del hospital y la Unidad de disfagia, siendo la educación sanitaria al personal de enfermería y a los cuidadores del paciente el pilar sobre el que se sostiene este nuevo procedimiento.
El procedimiento lleva desde 2015 implantándose en pacientes con ictus. En estrecha relación con Medicina Interna, los pacientes con ictus son valorados por la Unidad de Disfagia antes de reintroducir la dieta oral. De este modo, los pacientes son clasificados en tres grupos: los que pueden reintroducir la dieta oral con normalidad, los que no pueden reintroducir la dieta por grave riesgo de aspiración, y finalmente, aquellos que pueden comer con dietas específicas –adaptadas por el servicio de nutrición-, y realizando unas maniobras posturales específicas para proteger la vía aérea durante el proceso de la deglución. Estos pacientes son supervisados inicialmente por el equipo de logopedia, que se encarga, además, de establecer un programa individual de ejercicios para la mejora de movimientos de boca, lengua y faringe.
Además, esta unidad se encarga de la supervisión de pacientes ingresados en UCI con traqueotomía o sometidos a una intubación durante varios días, pacientes sometidos a cirugía de cuello, boca, faringe, tracto digestivo superior, o pacientes con enfermedades degenerativas que ingresan repetidamente en el hospital por cuadros respiratorios, ya que son perfiles con riesgo de disfagia y de aspiraciones, supervisados en el proceso de reintroducción de la dieta oral, evitando así posibles complicaciones respiratorias y facilitando el paso a planta, lo que supone una reducción de costes sanitarios.