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    Estamos más tristes”: especialistas del grupo Ribera avisan del aumento de malestar emocional, soledad y desesperanza

    ·         Psiquiatras y psicólogos clínicos aseguran que “es normal y natural estar triste” pero hay que prestar atención a la “tristeza vital”, más profunda y larga en el tiempo, síntoma de depresión y que provoca falta de interés, apatía o insomnio

    ·         En el considerado “lunes más triste del año” o “Blue Monday”, apuntan que ha aumentado entre un 30 y un 50% la demanda de atención en los servicios de Salud Mental y el grupo pone en valor su nuevo programa de salud emocional digital, Minds.

    Valencia, 17 de enero de 2022 – “Estamos más tristes”. Puede que no siempre. Es posible que esta “emoción primaria” nos atrape solo a ratos, o algunos días. Especialistas en Salud Mental del grupo sanitario Ribera coinciden al asegurar que esta pandemia por Covid ha aumentado el malestar emocional de los ciudadanos, así como los sentimientos de soledad, abandono y desesperanza, que se suman a situaciones particulares que también provocan tristeza, como otras enfermedades, pérdidas y situaciones laborales o personales complicadas. Lorena Cerezo, psicóloga clínica del Departamento de Salud de Denia, explica que “con el paso de los meses, hay que añadir el componente de fatiga mental que supone vivir de nuevo las distintas olas del virus y el miedo al contagio, con lo que ello puede acarrear, siendo la vacunación masiva el fenómeno capaz de insuflar cierta esperanza en la población”.

    El jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Universitario de Vinalopó, el doctor Luis Fabián Mahecha, asegura que la tristeza “es un estado emocional humano que todos hemos experimentado, probablemente ante circunstancia vitales adversas, vicisitudes o problemas que aparecen en la vida”. Marta Rojo, psicóloga clínica del Hospital Universitario de Torrejón, asegura, por su parte, que “la sociedad se encuentra más triste desde la pandemia: la mayor parte de las personas, en una medida u otra, han visto modificada su vida en algún aspecto, con cambios a nivel laboral, limitación en las relaciones personales, problemas familiares, afectación de la salud física o pérdida de proyectos”. “El problema viene cuando la tristeza se convierte en depresión, términos que solemos confundir”, asegura el doctor Mahecha, algo en lo que coincide plenamente la doctora Helena Díaz, jefa de la Unidad de Salud Mental del Hospital de Torrejón. “La tristeza, en intensidad elevada, es sólo un síntoma de depresión. Sentirse triste y estar deprimido no son sinónimos”, explica. La depresión provoca síntomas como falta de interés o capacidad para experimentar placer, apatía, insomnio, alteración de la alimentación, pérdida de energía y dificultad para concentrarse.

    Paula Marcos, psicóloga clínica del Hospital Ribera Juan Cardona, añade, en este sentido, que “la tristeza como el resto de emociones, se convierte en un problema de salud mental cuando perdura durante mucho tiempo, y cuando invade todos los espacios de nuestra vida, y la persona deja de ser capaz de disfrutar de aquellas cosas positivas y que nos hacen felices”. “El Covid ha influido en todo lo que nos hace disfrutar y en ocasiones los sentimientos positivos se han sustituido por miedo al contagio, culpa e incertidumbre”, añade.

    Javier Rodríguez, psicólogo general sanitario de Ribera Hospital de Molina, recuerda que “cualquier persona es susceptible de que las circunstancias y sus predisponentes biológicos puedan llevarla a sentir tristeza y también, a sufrir depresión”. Marta Rojo, psicóloga de Torrejón, considera que “hay personas que pueden tener una manera de ser triste, una tendencia general de sentir y comportarse”. Sin embargo, añade, “no es necesario que exista una base de personalidad, ni un temperamento definido, para que se desarrolle un estado de ánimo triste”. Para Rodríguez, “nuestra salud física y psicológica van de la mano y están interconectadas”. La doctora Helena Díaz, del Hospital de Torrejón, asegura que “el cuerpo y las emociones son inseparables” y por eso, apunta, “es frecuente observar síntomas físicos en personas que padecen estados de tristeza sostenidos, por ejemplo, problemas gástricos, insomnio, cefaleas, cansancio o fatiga excesivos o pérdida de apetito”.

    Todos los hospitales del grupo sanitario Ribera han reforzado los servicios de Salud Mental, ante el aumento de entre un 30 y un 50% de los casos que solicitan atención por parte de los especialistas. Además, el grupo ha puesto en marcha un programa de salud emocional digital, Minds, que permite la atención personalizada y el seguimiento constante de un terapeuta a través de una aplicación que incluye la posibilidad de videoconsultas, un chat y multitud de recursos (audios, textos, técnicas de relajación etc) adaptados a cada caso.

    La doctora Díaz y Marta Rojo, del Hospital Universitario de Torrejón, aconsejan, para afrontar momentos de tristeza, mantener una vida activa, enriquecida con actividades placenteras y personas que aportan alegría y estimulan la curiosidad; intentar parar, pensar en uno mismo, en aquello que ha conseguido, y en compartir, planificar a medio y corto plazo acciones y proyectos que nos ilusionen y fortalezcan, mantener unos hábitos de vida saludable: ejercicio, dieta, y adecuado ritmo de sueño y afrontar los miedos y pensamientos desde la positividad.

    Para el doctor Mahecha, es importante apoyarse en la familia, amigos y allegados, buscar alternativas al problema, no caer en la trampa del pesimismo y no permitir que la situación nos consuma: evitar el aislamiento e intentar mantener las actividades y rutinas para intentar impedir que el dolor avance. Lorena Cerezo, psicóloga clínica en el Departamento de Salud de Denia, aconseja, además del apoyo del entorno, entender que hay que vivir la tristeza y transitarla sin rechazarla ni evitara, darse permiso para llorar y descansar.