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    Anemia, ¿qué debemos saber?

    La mayoría de nosotros hemos oído hablar de la anemia, pero ¿sabemos realmente qué es? Nuestro equipo médico explica todo lo que debemos saber sobre esta afección

    ¿Qué es?

    La anemia se define como una disminución del número de glóbulos rojos (o hematíes) en la sangre, o en los valores de hemoglobina respecto a los valores normales.
    La mayoría de los glóbulos sanguíneos, incluidos los glóbulos rojos, se producen regularmente en la médula ósea, un material esponjoso que se encuentra dentro de las cavidades de muchos de los huesos grandes. Para producir hemoglobina y glóbulos rojos, el cuerpo necesita hierro, vitamina B-12, folato y otros nutrientes de los alimentos que consumes
    La principal función de los glóbulos rojos es el transporte de oxígeno en la sangre y su liberación en los distintos tejidos. El oxígeno se transporte en el interior del hematíe unido a la hemoglobina, que es una proteína rica en hierro que da el color rojo a la sangre.

    ¿Cuáles son los síntomas habituales?

    Podemos presentar cansancio, palidez de la piel,  palpitaciones, dificultad para respirar, mareos o fragilidad capilar/uñas

    ¿Por qué se produce?

    Puede suceder si:
            Tu cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos.
            El sangrado hace que pierdas glóbulos rojos más rápidamente de lo que pueden ser reemplazados.
            Tu cuerpo destruye los glóbulos rojos

    ¿Cuáles son los factores de riesgo?

    Una dieta que carece de ciertas vitaminas y minerales. Una dieta consistentemente baja en hierro, vitamina B-12 y folato incrementa tu riesgo de anemia.
    Trastornos intestinales. Tener un trastorno intestinal que afecta la absorción de nutrientes en el intestino delgado, como la enfermedad de Crohn y la enfermedad celíaca, te pone en riesgo de anemia.
    Menstruación. En general, las mujeres que no han tenido menopausia tienen un mayor riesgo de anemia por deficiencia de hierro que los hombres y las mujeres posmenopáusicas. La menstruación causa la pérdida de glóbulos rojos.
    Embarazo. Si estás embarazada y no estás tomando un multivitamínico con ácido fólico y hierro, tienes un mayor riesgo de anemia.
    Afecciones crónicas: si tienes cáncer, insuficiencia renal, diabetes u otra afección crónica, podrías estar en riesgo de anemia por enfermedad crónica. Estas condiciones pueden llevar a una escasez de glóbulos rojos.
    La pérdida lenta y crónica de sangre por una úlcera u otra fuente dentro del cuerpo puede agotar la reserva de hierro del cuerpo, y llevar a que se presente anemia por deficiencia de hierro.
    Antecedentes familiares: si tu familia tiene antecedentes de anemia hereditaria, como anemia de células falciformes, también podrías tener un mayor riesgo de esta afección.
    Otros factores. Un historial de ciertas infecciones, enfermedades de la sangre y trastornos autoinmunitarios aumenta tu riesgo de anemia. El alcoholismo, la exposición a sustancias químicas tóxicas y el uso de algunos medicamentos pueden afectar la producción de glóbulos rojos y provocar anemia.
    La edad: las personas mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de anemia.


    Causas

    Los diferentes tipos de anemia tienen causas diversas. Por ejemplo:
    Anemia por deficiencia de hierro: este tipo de anemia más común es causado por la escasez de hierro en tu cuerpo. La médula ósea necesita hierro para producir hemoglobina. Sin el hierro adecuado, tu cuerpo no puede producir suficiente hemoglobina para los glóbulos rojos.
    Sin la administración de suplementos de hierro, este tipo de anemia ocurre en muchas mujeres embarazadas. También es causada por pérdida de sangre como por el sangrado menstrual abundante, una úlcera, cáncer y el uso regular de algunos analgésicos de venta libre, especialmente la aspirina; esta puede inflamar el revestimiento del estómago, lo que genera una pérdida de sangre.
    Anemia por deficiencia de vitaminas: además del hierro, tu cuerpo necesita folato y vitamina B-12 para producir suficientes glóbulos rojos saludables. Una dieta que carezca de estos y otros nutrientes clave puede causar una disminución en la producción de glóbulos rojos. Además, algunas personas que consumen suficiente B-12 no son capaces de absorber la vitamina. Esto puede causar una anemia por deficiencia de vitaminas, también conocida como anemia perniciosa.
    Anemia de inflamación: ciertas enfermedades, como el cáncer, el VIH o sida, la artritis reumatoide, la enfermedad renal, la enfermedad de Crohn y otras enfermedades inflamatorias agudas o crónicas, pueden interferir en la producción de glóbulos rojos.
    Anemia aplásica: esta anemia rara y potencialmente mortal ocurre cuando tu cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos. Las causas de la anemia aplásica incluyen infecciones, ciertos medicamentos, enfermedades autoinmunitarias y exposición a sustancias químicas tóxicas.
    Anemias asociadas con enfermedades de la médula ósea: varias enfermedades, como la leucemia y la mielofibrosis, pueden causar anemia al afectar la producción de sangre en la médula ósea. Los efectos de estos tipos de cáncer y trastornos similares varían de leves a potencialmente mortales.
    Anemias hemolíticas: este grupo de anemias se desarrolla cuando los glóbulos rojos se destruyen más rápido de lo que la médula ósea puede reemplazarlos. Ciertas enfermedades de la sangre aumentan la destrucción de los glóbulos rojos. Puedes heredar una anemia hemolítica o bien puedes desarrollarla posteriormente en la vida.
    Anemia de células falciformes: esta afección hereditaria y algunas veces grave es una anemia hemolítica. Es causada por una forma defectuosa de hemoglobina que obliga a que los glóbulos rojos adopten una forma anormal de media luna (hoz). Estos glóbulos rojos irregulares mueren prematuramente y generan una escasez crónica de glóbulos rojos.

    ¿Cómo se diagnostica?

    El primer paso es conocer los antecedentes personales y familiares, sintomatología y exploración física. Después se realizará un análisis de sangre que detecta la disminución de los niveles de hemoglobina y a partir de ahí se ampliará el estudio analítico, y se realizarán las pruebas complementarias pertinentes según el tipo de anemia

    ¿Cómo se trata?

    Puesto que la anemia puede ser producto de muchas y diversas enfermedades, es imprescindible llegar previamente a un diagnóstico antes de realizar ningún tratamiento
    Únicamente en aquellos casos en que una anemia brusca pueda suponer un riesgo para la vida del enfermo será necesario un reemplazo urgente mediante transfusiones de concentrados de hematíes provenientes de donaciones
    En el resto de los casos, que son la mayoría, no debe instaurarse tratamiento hasta no conocerse la causa de la enfermedad. Las anemias por déficit de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se tratan mediante el aporte de estos principios. Las anemias secundarias a enfermedades inflamatorias crónicas mejoran con el tratamiento eficaz de la enfermedad causante.
    En los últimos años, la utilización de factores de crecimiento como la eritropoyetina permite tratar con eficacia muchas formas de anemia

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