Las ganas de playa y piscina nos llevan, en ocasiones, a no medir las consecuencias de una exposición excesiva al sol y el calor de estos meses de verano. Y no pasa nada… hasta que pasa. Son muchas las regiones españolas que superan con facilidad los 30 grados en julio y agosto y que se sitúan perfectamente en 35 grados en las horas centrales del día al sol. Es por eso que hay que prevenir los efectos del sol y el calor en exceso que pueden desembocar en una insolación. Y también, saber qué hay que hacer en caso de que nos pase.
¿Qué es una insolación y qué síntomas provoca?
La doctora Paula Molina, jefa de Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Torrejón, gestionado por el grupo sanitario Ribera, nos explica que la insolación “es un fenómeno que ocurre cuando el cuerpo está expuesto de forma prolongada al sol, sin protección, y sufre una subida de temperatura que no consigue regular”.
Antes de darse cuenta de que tiene una insolación, la persona “suele sentir mucho cansancio por la pérdida de líquidos y sales minerales del cuerpo mediante la sudoración, y puede experimentar dolor de cabeza (cefalea), náuseas, visión borrosa y, mareo, llegando a perder el conocimiento en los casos más graves”, asegura la doctora Molina.
El doctor Ángel Martín Joven, jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Ribera Povisa, añade como síntomas iniciales de una insolación la sudoración excesiva , la disminución de la tensión arterial y piel enrojecida y caliente.
La doctora Sofía Annicchiarico, del Hospital Ribera Polusa, en Lugo, alerta de que la insolación puede provocar también “quemaduras solares en la piel por poca protección y mucho tiempo de exposición”. “En casos leves puede provocar un eritema en la piel con posterior descamación superficial”, explica, pero en los casos más graves “pueden aparecer ampollas en la piel, con hipersensibilidad en la zona, dolor y edema”. Si el área afectada es extensa, asegura, pueden sumarse síntomas generales como fiebre, escalofríos, debilidad, deshidratación, entre otros “y es recomendable acudir al centro sanitario”.
Y ¿qué hacemos en un caso de insolación?
En estos casos, los profesionales del grupo sanitario Ribera aconsejan:
- Tumbar a la persona a un lugar fresco y a la sombra con los pues más altos que la cabeza.
- Soltar la ropa ajustada.
- Poner paños de agua fría en las zonas de las muñecas, codos, parte posterior de rodillas y frente para reducir la temperatura corporal.
- Ofrecer agua siempre que no tenga ganas de vomitar ni esté adormilado.
- En caso de somnolencia prolongada, se recomienda valoración en un centro sanitario.
Para evitar llegar a estos casos, la doctora Molina recomienda no realizar exposiciones prolongadas al sol en las horas centrales del día. Y, en caso de producirse, “deberá ser breve y protegida con cremas solares, gorra o sombreo, gafas de sol y emplear en la medida de lo posible ropa holgada y transpirable”. Añade que es muy importante “beber agua con frecuencia, evitando las bebidas alcohólicas, y no realizar ejercicio físico en exterior en las horas de mayor exposición solar”.
Para el doctor Martín Joven, “es muy importante mantener una hidratación adecuada, sobre todo en niños y personas mayores, en los cuales el reflejo de la sed puede estar disminuido”. Y hace especial hincapié en las personas mayores. “Este grupo poblacional toma medicación o tiene tratamientos diuréticos, vasodilatadores etc que pueden provocar este tipo de situaciones”, añade.
La doctora Annicchiarico recuerda, por su parte, que en los días de verano “la niebla y las nubes no disminuyen el riesgo de forma significativa y los ciudadanos deben protegerse igualmente” y en concreto recomienda protectores con FPS 30 o mayor, “preferentemente 30 minutos antes de la exposición solar, volviendo a aplicar cada 2 o 3 horas mientras esté expuesto, después al ejercicio y a cada baño en la playa o piscina.
Por supuesto, añade, “al mínimo malestar, hay que retirarse a la sombra, tumbarse y pedir ayuda”.
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