Los sofocos en la menopausia

La menopausia es una etapa natural en la vida de las mujeres que marca el fin de su ciclo reproductivo. Y dado que el próximo 18 de octubre se conmemora su Día Mundial, para ayudar a concienciar y educar sobre esta etapa de la vida de las mujeres, vamos a dedicar la entrada la blog de salud de hoy del grupo sanitario Ribera a uno de sus síntomas más habituales: los sofocos. Recuerda, además, que durante esta etapa de la vida es importante mantener la periodicidad de las consultas ginecológicas. Hospitales como el del Vinalopó o Ribera Covadonga cuentan con Áreas de la Mujer superespecializadas, y otros como Ribera Povisa, la pondrá en marcha próximamente.

Qué es la menopausia y diferencia con la perimenopausia

La menopausia se define como la ausencia de menstruación durante 12 meses consecutivos, generalmente entre los 45 y 55 años de edad. La perimenopausia, por su parte, es el período de transición que precede a la menopausia. Durante esta fase, los niveles hormonales fluctúan, lo que puede causar una variedad de síntomas antes de que las menstruaciones cesen por completo. La principal diferencia entre ambas es que la perimenopausia incluye síntomas mientras aún se producen menstruaciones irregulares, mientras que en la menopausia ya no hay sangrado menstrual.

Síntomas más comunes en la menopausia y la perimenopausia

Entre los síntomas más comunes de la menopausia y la perimenopausia destacan:

  • Sofocos y sudores nocturnos
  • Cambios de humor
  • Insomnio
  • Sequedad vaginal
  • Aumento de peso
  • Fatiga

Uno de los síntomas más frecuentes y, en ocasiones, más incómodos son los sofocos, que afectan entre el 75% y el 80% de las mujeres en esta etapa de la vida.

Qué son los sofocos y por qué se producen

Los sofocos son sensaciones repentinas de calor que generalmente se concentran en la cara, el cuello y el pecho. Están acompañados de enrojecimiento de la piel y sudoración excesiva.

Pueden durar entre unos pocos segundos hasta varios minutos, y en algunos casos, se acompañan de escalofríos al terminar. Los sofocos pueden ocurrir en cualquier momento del día, pero suelen ser más molestos durante la noche, dando lugar a los llamados sudores nocturnos.

La causa principal de los sofocos es el desequilibrio hormonal, especialmente la disminución de los niveles de estrógenos. Esta alteración afecta la forma en que el cuerpo regula su temperatura. El hipotálamo, la parte del cerebro que controla la temperatura corporal, se vuelve más sensible y, ante cambios mínimos, envía señales que provocan la dilatación de los vasos sanguíneos y el aumento del flujo sanguíneo, lo que genera una sensación de calor repentina.

La doctora Luz Marina Márquez, ginecóloga en el hospital Ribera Polusa, lo confirma. “Los sofocos se producen por la disminución en la producción de estrógenos, que causa una alteración en la regulación de la temperatura corporal”, asegura. Y recuerda que, aunque la duración de los sofocos cambia según las mujeres, “la media es de 4,5 años desde la última regla”.

Consejos para prevenir y tratar los sofocos

Aunque los sofocos son una respuesta natural del cuerpo, existen formas de reducir su intensidad y frecuencia, así como estrategias para aliviarlos cuando ocurren:

  1. Evitar desencadenantes: Los sofocos pueden ser provocados por ciertos estímulos como el consumo de alcohol, cafeína, comidas picantes o ambientes cálidos. Identificar y evitar estos factores puede ayudar a disminuir su aparición.
  2. Vestir con “capas”: Usar ropa ligera y ponérsela en “capas”, permite adaptarse mejor a los cambios repentinos de temperatura, ya que se pueden retirar prendas si se siente demasiado calor.
  3. Mantener una temperatura fresca: Dormir en una habitación fresca y ventilada o usar ventiladores puede ayudar a prevenir los sudores nocturnos. Además, una bolsa de hielo o una almohada refrigerante pueden ser útiles durante la noche.
  4. Hacer ejercicio regularmente: La actividad física regular, como caminar, nadar o hacer yoga, no solo mejora la salud en general, sino que puede reducir la intensidad y la frecuencia de los sofocos.
  5. Técnicas de relajación: Prácticas como la meditación, el mindfulness o los ejercicios de respiración profunda ayudan a reducir el estrés, un factor que puede agravar los sofocos.
  6. Terapia hormonal: En algunos casos, el médico puede recomendar la terapia hormonal (TH) para equilibrar los niveles de estrógenos y aliviar los síntomas. Sin embargo, esta opción debe evaluarse con un profesional.
  7. Suplementos naturales: Algunas mujeres encuentran alivio en productos a base de plantas como la soja, el cohosh negro o el trébol rojo, que contienen fitoestrógenos. Sin embargo, siempre es recomendable consultar con un médico antes de iniciar cualquier tratamiento natural.

La doctora Luz Marina Márquez insiste en la importancia de los hábitos saludables, de manera especial en esta etapa de la vida de la mujer. “Mantener un peso adecuado, actividad física habitual, sueño regular e ingestión de líquidos suficientes son clave”, añade.

Los sofocos son una parte común y natural de la menopausia, pero no tienen por qué interferir en la calidad de vida. Con algunos cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, la ayuda profesional, es posible controlarlos y reducir su impacto. Puedes consultar guía muy completa sobre los sofocos en la web de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia.

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