Hoy 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una patología que afecta a entre 500.000 y 1,3 millones de personas en España, según los datos facilitados hoy por el Ministerio de Sanidad, y que la ha convertido en la principal causa de demencia en todo el mundo.
El Hospital Universitario de La Ribera ha presentado “La Ribera contra el Alzheimer”, una nueva plataforma de colaboración entre los profesionales del Departamento de Salud y las asociaciones de pacientes y familiares de la comarca, que servirá para trabajar conjuntamente en nuevos proyectos, objetivos y líneas de trabajo para concienciar a la población de la incidencia de esta enfermedad. En la comarca de La Ribera se detectan cada año 225 casos nuevos y unas 3.500 personas padecen esta enfermedad, que ocupa actualmente el tercer lugar como patología sanitaria, por detrás de los accidentes cardiovasculares y el cáncer.
Según el Dr. Juan Antonio Avellana, Jefe de la Unidad de Geriatría del Hospital Universitario de La Ribera “el trastorno inicial más habitual es la pérdida de memoria, seguido de otros síntomas como las alteraciones del lenguaje, incapacidad para reconocer objetos o personas, desorientación temporo-espacial, aumento de la ansiedad y aparición de trastornos afectivos.”
Actualmente es difícil evitar la aparición de esta enfermedad porque los mecanismos concretos que la desencadenan, no se conocen en su totalidad. Las recomendaciones de los expertos se centran fundamentalmente en dos puntos clave: la detección precoz de los primeros síntomas y ejercitar la memoria y las funciones cognitivas para poder retrasar la evolución. El entrenamiento cognitivo consiste en el ejercicio intelectual de la memoria y del resto de áreas como la orientación, lenguaje, cálculo, etc.
Para tratar la enfermedad de Alzheimer, es fundamental una atención coordinada y multidisciplinar entre Atención Primaria, Enfermería y Geriatría, y la colaboración con las Asociaciones de Pacientes y Familiares, ya que este tipo de demencia neurodegenerativa causa un gran impacto en la vida de los afectados y de sus familias, que generalmente son las que se encargan de su cuidado y atención. Estos familiares suelen sufrir con el tiempo un desgaste físico, psicológico y de salud producido por el estrés continuado de luchar contra la enfermedad y por la sensación de descontrol que supone su avance. Por todo ello es fundamental “cuidar del cuidador”, según los especialistas.