El verano supone el mejor momento para la realización de actividad física. Disponemos del suficiente tiempo como para continuar con los deportes o ejercicios que realizamos a lo largo del año, o para iniciarnos en ellos si normalmente llevamos una vida sedentaria. Nuestros expertos te ofrecen en este artículo una visión global de los beneficios que supone la actividad física para la salud y de las precauciones que debes adoptar cuando la realices en verano.
La realización de cualquier tipo de actividad física supone un gran beneficio para nuestra salud. Así, está demostrado que el ejercicio disminuye la presión arterial elevada, favorece un nivel adecuado de azúcar en sangre, refuerza el sistema inmunitario y mejora el estado de ánimo, disminuyendo la posibilidad de sufrir una depresión.
Por el contrario, la ausencia de actividad física hace que el cuerpo se debilite y que se fatigue más rápido. Sin actividad física, aumenta nuestro cuerpo corporal debido al desajuste entre el ingreso y el gasto de calorías; se hace más lenta la circulación, con la consiguiente sensación de pesadez y edemas y el desarrollo de dilataciones venosas (varices); aparece el dolor lumbar y la tendencia a enfermedades como la hipertensión, la diabetes o el cáncer de colon, así como sensación de frecuente cansancio o desánimo.
Toma precauciones
Sin embargo, si bien es importante la realización de actividad física, en verano debemos tomar una serie de precauciones para evitar algunos problemas de salud que suelen derivarse de la realización de ejercicio físico en esta época del año.
Así, uno de los problemas más comunes del verano es el llamado golpe de calor. Las mejores medidas para prevenirlo son evitar las horas centrales del día cuando vayamos a realizar la actividad física, hidratarnos continuamente a través de la bebida de agua y zumos naturales, vestir ropas amplias y de color claro, y no utilizar prendas de plástico no transpirables.
Otro de los problemas derivados de la realización de actividad física en verano son los traumatismos de diversa índole. En este sentido, si la actividad física que llevamos a cabo es el footing, podemos encontrarnos con esguinces de tobillo o de rodilla, ampollas y contracturas musculares. Este tipo de lesiones aparecen cuando no estamos en plena forma, cuando corremos en exceso o en superficies duras con un calzado inapropiado o de poca calidad.
Para evitar estos problemas, bastará con:
- Llevar a cabo unos ejercicios de calentamiento previos.
- Realizar el footing en un terreno adecuado llano, sin irregularidades.
- Llevar un calzado de calidad.
- Evitar caídas.
- Utilizar calcetines limpios, secos y ajustados.
- Realizar una preparación física progresiva.
Si este verano te vas a iniciar en la práctica del footing, debes tener en cuenta que este deporte no es adecuado para todos los individuos y está desaconsejado para personas que padecen artritis.
Si la actividad física que practicamos es el fútbol, los principales problemas que nos podemos encontrar son los esguinces de rodilla y la rotura de ligamentos. En este sentido, la mejor prevención es evitar los choques violentos.
En el caso de la práctica del tenis o el frontón, es la epicondilitis o codo de tenista el problema más frecuente. Consiste en una lesión de los músculos y tendones en al cara externa del codo, debido al sobreuso o esfuerzo repetitivo en esta zona. Los síntomas de este tipo de lesión son dolor al sujetar o agarrar objetos, falta de fuerza en el antebrazo y dolor a la presión en el codo, en los puntos de inserción de los tendones. Para prevenir el codo de tenista basta con realizar el drive (golpe básico de tenis) adecuadamente y, en personas propensas a padecerlo, utilizar ortesis (cintas especialmente diseñadas para prevenir esta alteración).
Cuidado con los niños
Los niños son más propensos a sufrir traumatismos en verano. Los más frecuentes son: la pronación dolorosa (torcedura brusca del codo que suele producirse cuando tiramos de la mano del niño para hacerle caminar o para evitar que se caiga), el traumatismo craneoencefálico producido por la caída de la bicicleta, la fractura de codo o de los huesos del antebrazo.
Para evitar estos problemas, lo mejor es:
- En los niños de entre 3-4 años, evitar estirarles los brazos hacia arriba al saltar.
- Hacerles llevar casco, rodilleras y coderas cada vez que monten en bicicleta.