La figura del cuidador principal desarrolla un papel clave en la atención de ancianos y/o personas dependientes. Ello ha llevado a que se comience a hablar del cuidador principal como del “paciente oculto o desconocido”. Se calcula que en la comarca de La Ribera existen unas 6.000 personas dependientes, la mayor parte cuidadas y atendidas por sus familiares.
Los cuidadores son aquellas personas (padres, hijos, familiares, amigos, vecinos, voluntarios), instituciones o asociaciones con o sin ánimo de lucro que atienden a personas dependientes. En la mayor parte de los casos es la familia quien asume el cuidado directo y la atención de la persona enferma.
Para algunos autores el cuidador es un paciente “oculto” o “desconocido” que precisaría un diagnóstico precoz de su enfermedad y una intervención inmediata, antes de que el deterioro sea difícilmente reversible. Este síndrome se caracteriza por la existencia de uncuadro plurisintomático, que afecta a todas las esferas de la persona, con repercusiones médicas, sociales, económicas, y otras que pueden llevar al “cuidador” a tal grado de frustración que le hagan claudicar en sus labores de cuidado.
Síntomas de alarma
Es muy importante detectar los signos de alarma que las preceden, para poder intervenir a tiempo, y no esperar a que se cronifiquen de forma que puedan ser irreversibles:
- Pérdida de energía, sensación de cansancio continuo, sueño.
- Aislamiento.
- Aumento en el consumo de bebidas, tabaco y/o fármacos.
- Problemas de memoria, dificultad para concentrarse, bajo rendimiento en general.
- Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran consideradas importantes.
- Aumento o disminución del apetito.
- Enfados fáciles y sin motivo aparente.
- Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo, irritabilidad, nerviosismo.
- Dificultad para superar sentimientos de tristeza, frustración y culpa.
- Tratar a otras personas de forma menos considerada que habitualmente.
- Problemas en el lugar de trabajo.
- Problemas económicos.
- Menor afecto e interés hacia el familiar.
- Castigos desproporcionados, trato despectivo o vejatorio hacia el familiar a nuestro cargo.
Consejos básicos
Con el fin de cuidarse a uno mismo, sin desatender al enfermo que tenemos a nuestro cargo, es importante seguir estos consejos básicos:
- Darse cuenta de que es necesario cuidarse para poder cuidar mejor. El punto de partida del proceso de aprender a cuidar de uno mismo es tomar conciencia de la necesidad de cuidarse más y de las consecuencias de no hacerlo. De forma general, las razones por las que un cuidador decide empezar a cuidarse más, son el poder cuidar mejor (estando uno mismo mejor) y el querer sentirse bien a nivel de salud y emocionalmente.
- Si usted todavía no ha llegado a este pensamiento, es importante que analice qué ocurrirá cuando esté en esta situación varios meses o años más, cómo reaccionará su cuerpo, estado emocional o incluso las personas cercanas (amigos y familiares).
- Uno de los impedimentos frecuentes para poder ocuparse más de uno mismo es el sentimiento de culpa y la sensación de que uno está siendo egoísta. Piense que cuidándose un poco más, podrá cuidar mejor y disfrutar más de ello, lo cual repercutirá directamente en la persona a quien cuida.
- Pedir ayuda cuando se necesita. Hay que compartir con otras personas las responsabilidades y tensiones asociadas a la situación de cuidado. Aparte de liberarle puntualmente, tanto física como emocionalmente, de la situación de cuidado, permite liberar las emociones que la situación de cuidado crónico provocan.
- Se puede pedir ayuda a familiares y amigos allegados, pero también existen asociaciones e instituciones que prestan este tipo de asistencia.
- No es aconsejable esperar a que le ofrezcan la ayuda; es mejor pedirla cuando uno lo necesita, ya que los demás puede que no sean conscientes de sus necesidades.
- Recuerde que pedir ayuda no es un signo de debilidad, más bien es una excelente forma de cuidar de su familiar y de usted mismo.
- Dormir lo suficiente. Sin un sueño reparador, las personas pueden sentirse fatigadas, irritadas e, incluso, deprimidas durante el día. También pueden notar problemas de concentración y de memoria, entre otros.
- Es cierto que, en muchas ocasiones, la persona enferma necesita también atención por la noche pero, aún así, debería ser posible reorganizarse las tareas para poder dormir en otros momentos del día, por ejemplo, durante la siesta, dejando de hacer alguna de las cosas pendientes para retomarlas en otro momento. El sueño ha de ser algo prioritario.
- Hable de lo que le preocupa y angustia. Poder compartir las preocupaciones ayuda a sentir cierto alivio y, en ocasiones, a poder ver la situación con un prisma diferente. El punto de vista de otras personas, también nos puede ayudar a encontrar soluciones a determinadas situaciones o, por lo menos, a afrontarlas de forma no tan destructiva.
- Intente tener información sobre la enfermedad del paciente y la mejor manera de cuidarle. “No saber” produce mucha incertidumbre y ansiedad. Es importante saber cuanto más mejor, ya que eso le permitirá no interpretar erróneamente síntomas o cambios en el enfermo. También le ayudará a sentirse más eficaz, teniendo un mayor conocimiento de cómo actuar en cada situación.
- Hacer ejercicio de forma regular. El ejercicio físico es una herramienta muy efectiva contra la depresión y la tensión emocional, además de la tensión y el bloqueo físico.
- Es importante que encuentre actividades físicas que pueda realizar en horarios y lugares diversos y con cierta flexibilidad; de esta manera, se asegurará el poder realizarlas con poco tiempo y en los momentos en que le venga bien. Algunos ejemplos son: caminar, correr o montar en bicicleta.
- Evitar el aislamiento. Es importante, aún cuando el enfermo necesite de una intensa ayuda por su parte, que pueda relacionarse con otras personas y no pasar todo el tiempo a solas con él. Si le fuese imposible salir de casa, pida a sus familiares y amigos que le visiten.
- Salir de casa. Estar todo el tiempo en un mismo espacio puede producir sensación de saturación y embotamiento emocional y mental. Si no le fuese posible dejar sola a la persona que cuida, intente que algún familiar pueda relevarle, aunque sea cortos periodos de tiempo, o recurra a instituciones que prestan este tipo de servicios.
- También sería aconsejable poder pasar fuera algún día entero, e incluso un fin de semana cada cierto tiempo, para poder recuperar ánimos y energía.
- Mantener aficiones e intereses. Poder estar centrado en actividades agradables, que le ayuden a disfrutar y desconectar de los momentos más difíciles del día, previene dealteraciones emocionales.
- El disfrute personal ha de ser una parte natural de la vida diaria del cuidador.
- Descansar. Aproximadamente cada tres horas de trabajo y cuidado, es importante tomarse un respiro y poder desconectar unos minutos de lo que se estaba haciendo. Es muy útil respirar profundamente durante unos instantes, mirar durante un tiempo a lo lejos por la ventana, pensar durante unos momentos en algo agradable, darse una pequeña satisfacción como tomar un refresco, etc. También puede ser muy útil practicar alguna técnica de relajación.
- Organizar el tiempo. El tiempo siempre es limitado y supone, en muchas ocasiones, una gran presión sobre los cuidadores, que se sienten “superados” por múltiples obligaciones y tareas que deben realizar a la vez. En este sentido, todavía se complica más la situación si uno pretende poder sacar algo de tiempo para él mismo. Se aconseja hacer una lista de las tareas que hay que realizar, ordenándolas en función de su prioridad y teniendo claro cuáles se podrían posponer. No olvide añadir su tiempo libre a esta lista y ser consciente de que puede posponerlo un día, pero no de forma continuada.