La llegada del otoño es la llegada de una estación que muchos consideran “maldita” porque viene precedida del descanso, la diversión y el buen humor que caracteriza a la época estival. Comienzan las lluvias, llegan los primeros fríos, acortan los días y todo esto va repercutiendo poco a poco en nuestro estado de ánimo. La astenia otoñal es la respuesta de nuestro cuerpo a todos estos cambios y suele manifestarse con tristeza, dificultad de concentración, apatía, irritabilidad e incluso falta de apetito sexual.
La principal razón de este trastorno estacional es la reducción de las horas de luz. La luz solar es esencial para la producción de melatonina y serotonina, las hormonas que controlan nuestra energía y el estado de ánimo. Por este motivo afecta más a las personas que sufren depresión o que no tienen estabilidad emocional. Los profesionales de Salud Mental de Ribera Salud nos explican en este post cómo evitar los efectos de la astenia otoñal. Aseguran que el otoño es una estación que está llena de encanto y oportunidades.
Muchas veces hemos oído la frase “estoy asténico/a”, “tengo bajón post-vacacional”, “estoy como el tiempo”. No es algo que los profesionales de Salud Mental escuchemos en nuestras consultas; más bien se trata de un sentir general que se aprecia en situaciones cotidianas como la cola del súper, la conversación de ascensor con el vecino del Sexto o antes de empezar la clase de Pilates.
Bien es cierto que en la época otoñal se producen cambios atmosféricos y en el ciclo estacional que pueden llegar a afectarnos en mayor o menos medida: empieza a hacer menos calor, hay cada vez menos horas de luz, se cambia la hora (“nos roban una hora de luz”, oímos a menudo)… Puede que el cuerpo baje de ritmo en otoño pero esto, lejos de ser perjudicial puede ser, incluso, una oportunidad para replegarse y cargar pilas de cara al invierno. ¿Cuáles son esas bondades que nos van a permitir mirar al otoño de una forma más cariñosa?
Bondades del otoño contra la astenia otoñal
Quizás lo que ocurre en otoño es que paramos demasiado bruscamente y no nos damos la oportunidad de disfrutar de lo que esta estación “maldita” nos puede ofrecer.
Preparar una escapada montañera para disfrutar de los tonos térreos con que nos deleitan en esta época del año las plantas y los árboles, u organizar un fin de semana de relax, aprovechando los precios de la temporada baja, pueden ser soluciones para pasar el “mal trago” del cambio de estación. Junto a ello, es el momento de retomar o iniciar ese hobby o afición que siempre hemos pospuesto porque somos el último/a en la lista de prioridades familiares. Hacer reflexión sobre la ajetreada vida, para dar un espacio personal/familiar mayor (o de mayor calidad) debería ser casi obligado.
El caso es no dejarnos llevar por la apatía con la que etiquetamos al otoño, sobreponernos a la bajada de revoluciones tras las vacaciones estivales y empezar a encontrarle el gusto al, simple y llano, otoño.
Recuerda que en esta época del año “lo único que ha de estar por los suelos son las hojas de los árboles”.