“Necesito comprar algo para subirme el ánimo” o “no tengo nada que ponerme”, son frases típicas que la mayoría de personas hemos dicho alguna vez en la vida. ¿Significa esto que tenemos un problema con las compras? La respuesta es que no, ya que la adicción a las compras va mucho más allá.
La oniomanía, tal y como se le conoce a la adicción a las compras en términos científicos, podemos definirla como la incapacidad de controlar el deseo de comprar de forma compulsiva. Las personas que padecen esta adicción, tienen la necesidad de comprar de forma continuada, durante largos periodos de tiempo y no suelen reconocer que tienen un problema.
Fechas señaladas como los días sin IVA, el periodo de rebajas o el Black Friday suponen un auténtico despilfarro. Pero sin duda, la Navidad es la época más tentadora de todo el año porque, además de las compras personales, aparecen los regalos. Un “caramelo” difícil de evitar en una sociedad consumista como la nuestra.
Por qué aparece la adicción a las compras y cómo detectarla
Como ocurre con otras adicciones, esta conducta surge como una forma más de evadirse de los problemas. Es una forma de desconectar y sentirse bien aunque solo sea por unas horas.
Existen adicciones fáciles de detectar como son el tabaco, el alcohol o la ludopatía. Por contra, la adicción a las compras es más difícil de determinar, ya que hoy en día el consumo entra dentro de nuestra propia rutina diaria. Sin embargo, los síntomas que enumeramos a continuación son bastante determinantes:
- Se despierta un deseo intenso y repentino de comprar sin existir ninguna necesidad, es decir, comprar por comprar.
- Durante las compras nacen emociones muy intensas y cuando finaliza aparecen sentimientos de alivio y satisfacción.
- Poco después de la compra, la ilusión se disfraza de culpabilidad, vacío y arrepentimiento. Lo que antes parecía estar bien, ahora ya no lo es.
- Cuando pasa el tiempo, aquello que se ha comprado ya no interesa y queda guardado sin darle ningún tipo de uso.
Navidad: La época más tentadora
Obviamente la adicción a las compras es un problema del primer mundo. Vivimos en una sociedad consumista en la que los medios de comunicación y las redes sociales nos intentan convencer de que comprar es necesario para ser feliz.
La Navidad es una época difícil para las personas más vulnerables y las compras pueden ser su vía de escape perfecta. Sin embargo, la frustración y el sentimiento de culpabilidad tras la compra es mucho mayor por ser una época más sensible.
Reunirse con la familia, con los amigos y compartir buenos momentos con los que más quieres es la mejor receta para ser feliz. No es contraproducente y el único efecto secundario que puede tener es que quieras repetir más veces.
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