- Nuestro organismo regula la temperatura corporal a través de la sudoración y la vasodilatación, que pueden provocar una disminución de la tensión arterial.
- Las altas temperaturas y la sudoración pueden convertirse en un factor de riesgo si se combinan con la deshidratación y la hipotensión.
- El periodo estival se asocia con un 20% de incumplimiento de los tratamientos cardiovasculares, aumentando el riesgo de sufrir problemas cardíacos o cerebrovasculares
Con el calor se produce una reacción corporal para favorecer la pérdida de temperatura y mantener el adecuado funcionamiento de los procesos metabólicos. El Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Torrejón, perteneciente a la red pública de la Comunidad de Madrid, explica que esto se consigue a través de la sudoración y la vasodilatación, que pueden producir una disminución de la tensión arterial. Aunque en personas sanas y bien hidratadas no debe suponer ningún problema, los cardiólogos advierten de que en pacientes hipotensos e hipertensos con medicación específica puede suponer un riesgo para la salud.
“En verano, y especialmente en las olas de calor, las altas temperaturas pueden afectar significativamente a los pacientes con una tensión arterial irregular y un esfuerzo excesivo por mantener la temperatura corporal idónea puede sobrecargar el sistema cardiovascular”, introduce el doctor Iván Núñez Gil, Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Torrejón. “La vasodilatación disminuye la presión arterial porque los vasos sanguíneos se ensanchan y presentan menos resistencia al flujo sanguíneo”, continúa explicando. Se trata de un factor que aparentemente puede parecer beneficioso para los hipertensos, pero combinado con medicación para bajar la tensión arterial puede llegar a provocar mareos, desmayos y otras complicaciones, al igual que ocurre con los hipotensos. Por ello, este tipo de personas debe extremar las precauciones en la temporada estival.
Además, un mecanismo que emplea nuestro cuerpo para regular la temperatura es la sudoración, “lo que puede provocar una pérdida de líquidos y electrolitos que puede llevar a la deshidratación si no nos hidratamos correctamente”, explica el doctor Núñez. “La deshidratación puede influir en la presión arterial disminuyendo el volumen de sangre, provocando hipotensión, mareos y, en los casos más graves, afectando al funcionamiento de nuestros órganos vitales”, añade.
Los pacientes con hipertensión que toman una medicación específica para disminuir la tensión arterial deben tener especial precaución y controlar su hidratación, ya que muchos de estos medicamentos actúan como diuréticos y aumentan la pérdida de líquidos. Además, otros medicamentos aumentan la vasodilatación, lo que puede exacerbar la caída de la presión arterial durante las olas de calor y en zonas con climas cálidos y altas temperaturas.
Desde el Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Torrejón recalcan la importancia de mantener la medicación durante los meses de verano, ya que el periodo estival se asocia con un 20% de incumplimiento de los tratamientos cardiovasculares, lo que provoca que los pacientes aumenten el riesgo de sufrir problemas cardíacos o cerebrovasculares, además de desarrollar o empeorar la insuficiencia renal. Los cardiólogos del centro recomiendan evitar las temperaturas extremas, evitar la ingesta de alcohol, conservar correctamente los fármacos, descansar y dormir bien para evitar que la falta de sueño aumente las hormonas de estrés, ya que desequilibra la tensión y la frecuencia cardiaca.
Además, se recomienda la realización de ejercicio físico, pero, en este periodo, buscando las horas con menor exposición solar y mejores temperaturas. En el caso de experimentar los síntomas anteriormente mencionados, el doctor Núñez Gil recomienda acudir a un especialista para planificar y reajustar sus tratamientos si fuera preciso, idealmente antes del verano.